La caja negra

El casadismo sin sevillanos

El casadismo se impone ya al cien por cien en los despachos de la sede de la calle Génova, el inmueble que todavía mantiene el PP pese a la caída de ingresos que sufre desde la pérdida de decenas de diputados en las últimas elecciones generales. Andalucía y Sevilla están desdibujadas en la nueva estructura. Tras años acostumbrados a la figura de un gigante como Arenas, pasamos a las pedreas de una portavocía adjunta en el Congreso para el granadino Carlos Rojas y a dos secretarías de área para la ex alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, y el almeriense Javier Aureliano, brazo derecho de Amat. Poco más digno de mención después de hacer un juicio generoso.

El dato más llamativo para los sevillanos es que el ex alcalde Zoido, cospedalista puro y duro, pasa de presidente del Comité Electoral a mero vocal de este organismo interno que cumple con la formalidad de dar el visto bueno a todas las listas electorales. Estará presidido a partir de ahora por Belén Hoyos. En cualquier caso, Zoido es feliz desde el garridazo, cuando se produjo la sorpresiva marcha del ex presidente madrileño a las filas de Ciudadanos, lo que le permitió saltar del 12 al 4 en la lista europea. También como vocal aparece Pepe Ortiz, alcalde de Vejer y de los escasos casadistas andaluces desde primera hora. Ortiz ha pasado de secretario en el Grupo Popular en el Senado a este nuevo puesto de escasa importancia. Del Sur hay pocos miembros destacados en la nueva estructura. Al todopoderoso Elías Bendodo le han concedido una vocalía en el Comité de Derechos y Garantías que preside la catalana Andrea Levy. En ese comité han integrado como vocal al portavoz parlamentario andaluz, José Antonio Nieto, llamado a suceder a Moreno en caso de catástrofe el 2-D.

El casadismo nació ayer, un año después del congreso del Hotel Marriot, pero en Andalucía sigue pendiente de fundación. Para los más observadores queda el gesto de Arenas en la junta directiva nacional celebrada el lunes: saludó a todos en los momentos previos, en los corrillos junto a la mesa presidencial, y se fue después hasta la última fila. Tomen nota, que diría uno.

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