La caja negra

La música de la ciudad

Juan Espadas, esta semana en un concierto de música

Juan Espadas, esta semana en un concierto de música / (Sevilla)

EL sondeo de la consultora Dialoga sobre la intención de voto de los sevillanos para las elecciones municipales ha revelado que hay partido en Sevilla y que el próximo alcalde será del PSOE o del PP. No hay otra opción. El bipartidismo aguanta –al menos en la capital– la irrupción de las nuevas fuerzas políticas.

Ha caído el mantra de que Juan Espadas repite seguro en la Alcaldía, ese comentario tenido como un dogma de fe durante varios años, basado, sobre todo, en la fuerte división del PP de Sevilla con motivo del congreso provincial y en la imagen de un alcalde moderado y de perfil trabajador, un alcalde que “se lleva bien con todo el mundo”, como admitió un día en privado el hoy presidente andaluz Moreno Bonilla en una de sus mejores intervenciones.

Como repiten algunos socialistas en privado, la Sevilla conservadora se pirra por un alcalde de izquierdas como Espadas, pero luego le niega el apoyo en las urnas. Por eso en el PSOE hay quienes desconfían de las apuestas por las hermandades y otros colectivos tradicionalmente asignados a un público conservador. Espadas o Cabrera son políticos tildados de derechas dentro del propio PSOE, como se ha evidenciado en los debates vividos en el partido para la confección de las listas al Congreso de los Diputados.

Zoido, Jiménez Becerril, Virginia Pérez y Pablo Casado, el pasado viernes en Sevilla Zoido, Jiménez Becerril, Virginia Pérez y Pablo Casado, el pasado viernes en Sevilla

Zoido, Jiménez Becerril, Virginia Pérez y Pablo Casado, el pasado viernes en Sevilla / (Sevilla)

¿Recuerdan aquel otro mantra de que Zoido tenía garantizada la Alcaldía por un mínimo de ocho años? Hasta Torrijos (IU) lo tenía asumido y aseguraba en público que la derecha había llegado para quedarse por mucho tiempo. Y ya vieron las consecuencias del sesteo del gobierno de los 20 concejales. No duró más que un mandato.

La encuesta de las 2.200 entrevistas ha deparado la sorpresa de que el PP de Beltrán Pérez aguanta el tipo, cuando no pocos daban por hecho que caería de los doce a los seis o siete concejales. No sabemos si el PP nacional aguantará el suyo, porque cosas raras se están apreciando: desperdiciar la proyección de Fátima Báñez, colocar a Juan José Cortés de número uno por Huelva, tratar de convencer a última hora a personajes mediáticos para encabezar candidaturas... Por el cantante José Manuel Soto, por cierto, han ido los del PP y los de VOX. Se ve que sin éxito. Doctores tiene (o debe tener) Génova.

Dialoga es una consultora seria que ha apostado por dibujar un escenario de baja participación en la capital para los comicios locales. Apuesta por un índice del 55%. El electorado de izquierda se movilizará a buen seguro para las generales del 28 de abril con el objetivo firme de frenar el avance de la tropa de Santiago Abascal. Se parte del supuesto de que ese mismo electorado sufrirá ya cierto agotamiento de cara a las municipales. Hay muy poco tiempo entre las dos citas electorales, lo que influirá para que la movilización sea baja en la segunda convocatoria. Las municipales serán vistas como un partido de una división inferior, una suerte de torneo de fútbol veraniego, mientras que la vitola de competición de primera se reserva para las generales.

Tanto el PSOE como el PP tienen debilidades en determinados barrios, zonas importantes donde pierden apoyos y sufren serios problemas. El PSOE de Espadas debe cuidar mucho de distritos como Cerro-Amate, Norte y Macarena, donde los problemas de inmigración y seguridad generan un caldo de cultivo idóneo para una fuerza emergente como Vox. La verdad es que la figura de Soto le hubiera hecho un siete al PP y a Vox. Si Vox focaliza la campaña en estos distritos de la ciudad y se vuelca en esos dos problemas puede tener un margen de crecimiento considerable. Pero los analistas ven una apuesta demasiado obsesiva por los temas del denominado género, de escasa incidencia en unas elecciones municipales.

Los problemas para el PP aparecen en zonas como San Pablo-Santa Justa, Nervión y Sevilla-Este. Hay cierto rechazo al partido de Pablo Casado en votantes de entre 35 y 50 años, una aversión que el candidato Beltrán Pérez tendrá que combatir. Tendrá que elaborar un argumentario que vincule continuamente la figura de Juan Espadas al PSOE radicalizado de Pedro Sánchez, sobre todo si el presidente del Gobierno se ve obligado a pactar con Podemos y los separatistas tras las elecciones del gobierno.

Espadas debe tener claro con los elogios de la denominada Sevilla del centro, la que se mueve en el entorno de la Plaza Nueva y en los actos que se convocan a partir de las ocho de la tarde, muy limitada, con mucho predicamento en los medios de comunicación, pero con escaso poder de movilización. El actual alcalde sí tiene fácil vincular al PP de Beltrán Pérez con Vox. De hecho, ya ha comenzado a denunciar que las “tres derechas” no lo desalojarán de la Alcaldía.

El caso de Vox

Los de Vox no tienen proclamado candidato a la Alcaldía, lo cual impide, por el momento, trazar una estrategia en clave local. Se perfila la psicóloga Cristina Peláez como cabeza de lista. Ya lo fue hace cuatro años, cuando el partido de Abascal tenía un apoyo residual en las urnas.

En Vox repiten machaconamente que ni por asomo quieren fichar “estrellas”, sino gente que haya vivido la realidad interna del partido durante los años duros, cuando la presencia en los medios era anula más allá de alguna participación esporádica de su líder nacional en las tertulias nocturnas.

Vox presume de tener las puertas cerradas a los arribistas. Las tripas del sondeo de Dialoga dejan entrever que puede existir un voto oculto a Vox en Sevilla con cierta fuerza, pero la intención de voto declarada sólo les daría para obtener dos concejales, el mínimo que se despacha en unas elecciones municipales con la vigente legislación electoral. Pero parecen pocos ediles para la fuerza que está adquiriendo este partido en el ámbito nacional.

Hasta un 30% de los encuestados se declaran indecisos en un sondeo que deja estancado a Ciudadanos, que sólo aumenta un concejal (de tres a cuatro) y que tampoco gana más actas en caso de que la participación suba por encima del 60%.

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