La caja negra

El pacto de la pavía

  • En las noches de cuaresma te encuentras con ediles de diferentes partidos de cena por San Lorenzo o con el mismísimo Rajoy como aficionado fiel al barrio del Arenal

Lorenzo David, Álvaro Pimentel, Miguel Bazaga, Rafael Belmonte, Juan Carlos Cabrera y Juan de la Rosa

Lorenzo David, Álvaro Pimentel, Miguel Bazaga, Rafael Belmonte, Juan Carlos Cabrera y Juan de la Rosa / M. G. (Sevilla)

Aceptamos Bazaga como concejal. El asesor del alcalde y ex director de Fiestas mayores del Ayuntamiento acudió a la ya tradicional cena de ediles morados. Hizo bien. Esta nueva edición de la concordia entre concejales capillitas se enriqueció con la presencia del comandante Bazaga en la Abacería de San Lorenzo, donde es mejor no ayudar nunca a limpiar el polvo, porque en este establecimiento hay más enseres que en un comercio de antigüedades caras. La cena fue el jueves, un solitario jueves por las calles de Sevilla. ¿Por qué semejante bajón de público en estas noches de tinto y azahar? Sería por el coronavirus o por la pena, ay penita, de los árboles talados en la Plaza de San Lorenzo. El caso es que el ambiente en todo el centro era de persiana a media altura.

El teniente Juan Carlos Cabrera (PSOE) departió en armonía con los ediles Juan de la Rosa Bonsón y Rafael Belmonte (PP) y con Álvaro Pimentel y Lorenzo David López Aparicio (Cs). Belmonte fue reelegido presidente de esta particular tertulia. Echamos en falta a Daniel González Rojas (IU), el rojo sevillano que fue monaguillo en el Museo, un gran orador cuya presencia siempre aporta. Y no hubiera estado mal en esa velada la portavoz de Adelante Sevilla, Susana Serrano, que tiene buen criterio para disfrutar de la Semana Santa: siempre a pie de calle. Por cierto, nadie de Vox.

La cuaresma vertebra la Corporación municipal, la saca de la crispación, de los dimes y diretes y de otras trifulcas cotidianas. Es como ser de Málaga en San Telmo. Nada vertebra más Andalucía que ser de Málaga en estos momentos. Usted va al sitio menos pensado de la región y se encuentra con cualquiera de los cien mil hijos de San... Elías. El todopoderoso consejero de Presidencia ha extendido Málaga como en una partida del Risk, aquel juego de mesa de estrategia donde a base de colocar fichas se ganaba terreno. Elías vertebra Andalucía, la gran asignatura pendiente de la comunidad siempre tildada de ser una suma de reinos de Taifas. Hay que hacerse cuanto antes de Junts per Málaga. Ni ciertos colectivos del Vaticano tienen tanta influencia en la curia de... San Telmo.

Y en Sevilla va uno por la calle Arfe y se encuentra más malagueños que por Larios, incluido el señor del puro del Gobierno del Cambio, que es el consejero Imbroda, gran aficionado también a la hostelería del Arenal. ¡Cómo les gusta el Arenal a los amigos del espeto! Tienen muy buen gusto. Les gusta más que la ensaladilla del malagueño Godoy a uno que yo me sé. Los costasoleños del Gobierno de Susana Díaz, que los había, eran más de vivir y salir por Triana, más del arrabal susanero. Pero los del denominado gobierno de las derechas prefieren el entorno de la plaza de toros. ¿Han visto a Elías, por cierto, con el capote en la mano en la plaza de tientas de doña Rocío de la Cámara? ¡Viva la fiesta! ¿Y se fijaron, por cierto, en el canapé que sirvió el muy sevillano Robles el 28-F? En las tapas figuró el rulo malagueño. ¡Cómo no! El tabernero sí que sabe.

Hablando de puros, el 28 de febrero, por cierto, estuvo Rajoy en Sevilla. ¿Otra vez ? “Chichichí”. Cenó de nuevo en el restaurante de Reyes de Antonio Romero y se hospedó en el hotel del rascacielos. Estuvo con el senador Arenas, entre otros. Pero Javié no se pega las caminatas matinales con el gallego. Para eso hay otros acompañantes. Rajoy, como pueden comprobar, también es muy del Arenal. Todos al Arenal. El lunes del vía crucis, por ejemplo, los malagueños se llevaron un chasco. El restaurante de Reyes estaba cerrado. Y se fueron a la Isla, donde estaba el clan sevillano de la antigua mesa camilla del PP hispalense: José Luis Sanz, Ricardo Tarno, Alberto Díaz y David Antequera. Se saludaron y aquí paz y después... Jesús Despojado.

Las tristes tardes de San Telmo

Las noches de San Telmo dan para mucho. Es lógico que las criaturas busquen un lugar para la tapita de las nueve de la noche. Ese palacio por las tardes avinagra a cualquiera. En San Telmo a partir de las cuatro de la tarde hace ambiente de playa de invierno. Aquello es como la salida de la Mortaja pero en vez de la luz de elegantes faroles de mano hay lámparas catetas de 4.000 euros que dejó colocadas el divo de negro. En San Telmo se muere uno de la pena por las tardes. Se oyen las pisadas como en el monasterio de El Nombre de la Rosa. Se comprende entonces que el personal busque la recompensa del refrigerio a la caída de la tarde.

Los bares unen a concejales de diferentes ideologías en torno a la fritura de cuaresma. La soledad vespertina de San Telmo hace piña entre los socios de Gobierno. Y todo esto en noches donde Rajoy pulula en privado por Arfe, la misma calle por la que fuma Imbroda. Unos en el Arenal fumando y otros en San Lorenzo confraternizando. Aceptamos Bazaga como concejal y Rajoy como sevillano. Las noche nos confunde. Y el incienso más. Unos vienen y otros van, la pavía (y el espeto) siempre están.

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