Recepción institucional a Juanma Moreno en Rovi

Recepción institucional a Juanma Moreno en Rovi / Álex Cámara

La noticia era Rovi pero no lo fue. No del todo. Se la comió la política. En publicidad está más que estudiado y no deja de ser un efecto perverso: el anuncio es tan impactante que termina fagocitando y diluyendo el propio mensaje. El producto y la marca quedan desdibujados en la mente de los espectadores. Un spot buenísimo ¡y fallido! que se queda en nuestro imaginario sin que sepamos qué vendían; sin que sepamos qué debemos comprar.

Este jueves, el presidente de la Junta de Andalucía vino a Granada para respaldar la apuesta de la multinacional farmacéutica Rovi por Andalucía. Invertirá 24 millones de euros en tres años para construir una nueva planta en Escúzar, creará medio centenar de empleos de alta cualificación y dará un paso decisivo en la producción de heparina de bajo peso molecular -un principio clave en los medicamentos anticoagulantes y en la prevención de trombosis o embolias- en una operación que será estratégica para la marca Granada-Salud y para la industria biotecnológica de toda la comunidad autónoma.

Hubiera sido un titular de apertura de periódicos, radios y televisiones si hubiera trascendido que Rovi ha estado a punto de irse de Granada y continuar en Málaga su proyecto de desarrollo. Un golpe al atomizado y frágil tejido empresarial granadino, otra bofetada sentimental en forma de agravio y una crisis política e institucional de amplísimo recorrido. Al final, pese a la preocupación a la que de forma absolutamente discreta y prudente se ha conseguido poner sordina, la compañía no sólo ha terminado reforzando su apuesta local sino que será una pieza clave para dar forma en Escúzar a lo que empieza a apuntar como un segundo PTS. Más aún con el horizonte de revulsivo científico y empresarial que ha de ser el acelerador de partículas.

Es de primero de Periodismo: el conflicto es uno de los ingredientes fundamentales de la información; las noticias malas venden más que las buenas y si ya son pésimas… Pero no lo interpretemos sólo desde el punto de vista de quienes lo producen sino de quienes lo consumen, es decir, todos.

Lo que no está tan estudiado, ni es tan evidente, es si hay un punto de sobredosis, de saturación, que revierta este axioma.

¿Hasta cuándo vamos a estar con el 2+2? Hace ya casi tres meses de la constitución de los ayuntamientos y todavía buscamos pruebas certificadas ante notario para saber si gobernará cuatro años Luis Salvador (Cs) o tendrá que cederle el bastón de mando en mitad del mandato a Sebastián Pérez (PP). En la entrevista que esta semana hemos publicado con Fran Hervías, secretario de Organización de Ciudadanos y hacedor de los acuerdos de gobierno alcanzados en 200 ayuntamientos de toda España, los detalles que desvela sobre la negociación de Granada deberían dejar el tema más que zanjado. No será así, pero no por lo que ya ha ocurrido -guste más o menos y a pesar de los damnificados y piezas que hay que sacrificar en toda partida de ajedrez- sino por las expectativas de hasta dónde se puede presionar.

¿Que Luis Salvador le dijo a Sebastián Pérez que sí se repartirían la Alcaldía? ¿Qué le dio la mano? Como el que da los buenos días en el ascensor… ¡Es que, si no lo hace, no le vota! Y lo votó. Él y todos los concejales de Cs, PP y Vox metieron un sobre con el nombre del candidato naranja asumiendo también una responsabilidad personal. Con la torpeza de no haber atado bien las compensaciones. Sin la agilidad, por ejemplo, de haber pedido un receso en el pleno hasta sellar lo que hubiera que sellar… si es que Granada iba a contradecir a Madrid. Situando finalmente Granada como una Alcaldía emblemática para Cs a nivel nacional. Y seamos consecuentes: en Génova sabían que no era cosa de dos sino de tres y tenían la absoluta certeza de que Vox jamás haría alcalde a Sebastián Pérez. O gobernaba el centroderecha o seguiría Paco Cuenca reforzando a un PSOE que, con la fragmentación de partidos, había terminado ganando las elecciones. Recuperando la posición de hacía treinta años. Una victoria insuficiente pero victoria.

Sobre el fallo de la Audiencia Provincial que acaba de revocar la sentencia que anuló el último congreso del PP en que salió reelegido Sebastián Pérez -tumbando las opciones de Juan García Montero y evidenciando las irregularidades del proceso- podría matizarse mucho en torno a si realmente exculpa o no. Me lo valoraba esta semana un buen conocedor de las trastiendas de los tribunales: es una sentencia cómoda (y peculiar) que no entra en el fondo. Porque que Sebastián haya ganado -contra todo pronóstico, al menos jurídico- no significa que el Congreso no fuera irregular. No revoca la sentencia de instancia como tal, sino que establece una "falta de legitimación sobrevenida" porque el denunciante, García Montero, se retiró y dejó el partido para fundar Centrados en Granada.

Pero hay una realidad incontestable: políticamente refuerza al líder del PP. Y sobre todo deja un mensaje claro. En Granada seguiremos desdibujando las noticias, continuaremos sumergidos en el 2+2, mientras Sebastián Pérez no tenga -se le busque- una salida. Por interés del propio PP -no son dolores de cabeza locales lo que justo ahora necesita el partido en ascenso de Pablo Casado con el 10 de noviembre electoral cada vez más cerca-, de la propia ciudad de Granada y de la opinión pública.

¿Número 1 del PP de Granada al Congreso? Estaría bien saber qué habló en privado esta semana con Juanma Moreno en la visita de Rovi…

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