La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

La envidia (sana) Sevilla-Granada

Superar a Jerez no será ningún problema pero distrae. Tan importante es competir como elegir bien contra quién...

De verdad nos queremos independizar? En este periódico hay columnistas que llevan años defendiendo el Granadexit, antes incluso de que Reino Unido celebrara su referéndum, lo aprobara o lo ejecutara, con una coherencia loable e irrebatible. Lo respeto, por supuesto, pero no lo comparto. No creo que pueda sostenerse (con el rigor de los datos) que "Sevilla nos ningunea y nos roba" -al menos si aplicamos el exigente filtro de la verificación- y tampoco que en Granada nos vaya a ir mejor en solitario. Si no somos capaces ni de gobernar la Plaza del Carmen, ¿se imaginan un ejecutivo autonómico a lo nazarí?

Pero competir es sano. Lo llevamos en el ADN. Nos crecemos y nos incentiva. No hablo de política, de zancadillas ni de populismo barato. Pienso en por qué nos esforzamos más cuando nos apuntamos a una clase de gimnasio con monitor (y con compañeros en la bici de al lado) que cuando vamos en solitario y en por qué los ranking se han convertido en los best seller del nuevo periodismo. Los 20 bares de tapas que no te puedes perder; las mejores ollas de San Antón de Granada; quién es quién en el mundo de la cerveza artesanal, el top de los rincones con más encanto de la provincia…

A la Málaga de Paco de la Torre la miramos de reojo desde que dio el salto cultural aprovechando su candidatura a la Capitalidad Europea (poco importó que ganara San Sebastián), sin darnos cuenta de que la ciudad que nos ha adelantado por la tangente es Sevilla. Lo de la Costa del Sol es casi un espejismo comparado con la capital hispalense: de los Goya a los MTV, de la gastronomía al culturismo, del turismo deportivo al escaparate de la Copa del Rey, de los macroconciertos con carteles exclusivos al plató cinematográfico de series y películas de proyección mundial.

Y sin complejos. En uno de los primeros discursos que pronunció el rector de la Universidad de Sevilla cuando asumió el cargo es que había que "emular a la Universidad de Granada". Miguel Ángel Castro lo dijo en público y sin bajar la mirada. La UGR había puesto en marcha una política de producción científica internacional envidiable y ese debía ser el camino para la US. Puro pragmatismo. Tomó nota y puso a su equipo a trabajar; cuatro años después, son líderes en patentes y los datos del Ranking de Shanghai le acompañan (no nos superan pero se acercan). El otro día me confesaba que buena parte de su programa electoral para la reelección -se presenta a un segundo mandato el 19 de marzo- lo ha pensado en Granada. Contemplando la Alhambra y tomando como referente los éxitos de una institución hermana como Granada: "Mi objetivo no es superar a Granada; mi objetivo es superar a Sevilla".

La diferencia entre inspirarse y copiar es muy sutil. Lo cierto es que a mí siempre me ha parecido envidiable el trabajo de quienes viajan para explorar proyectos y desarrollos de otras ciudades con opciones de implantación local. Es una constate en el mundo cultural -de los organizadores de festivales a los comisarios de exposiciones- casi tanto como en la política municipal. Puede que corramos el riesgo de excedernos en las comparaciones, pero funciona a nivel mediático y social: una transformación urbana que se fija en el Guggenheim de Bilbao; una reforma museística capaz de competir con el Reina Sofía…

Volvemos a las comparaciones. Popularmente "odiosas" pero efectivas. Mucho y poco, bueno y malo no son nada si no lo situamos en un marco de referencia. Los valores absolutos cobran sentido cuando los relativizamos; un principio básico de estadística que se convierte en horizonte de nuestras reflexiones más cotidianas. Tan grande como diez campos de fútbol, tan lejano como el Sol.

¿Es buena la candidatura de Granada del 2031? Pues dependerá de nosotros mismos pero también de los demás. Desactivar Jerez no será ningún problema pero puede ser una distracción y además no aporta nada. Sevilla no compite pero nos sobrepasa de largo. Envidia sana: tan importante es competir como saber elegir contra quién...

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