La colmena

Magdalena Trillo

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Los paseos del tontódromo

No es el PP un partido de órdagos y pulso internos. Menos aún cuando 'arriba' sopla el viento del poder y las encuestas

Juanma Moreno, Sebastián Pérez y Pablo Casado, durante la presentación de la candidatura de la Gran Granada.

Juanma Moreno, Sebastián Pérez y Pablo Casado, durante la presentación de la candidatura de la Gran Granada. / Álex Cámara

Una de las primeras cosas que aprendí cuando empecé a trabajar como periodista es que en Granada había un "tontódromo", que el punto cero de todo es Puerta Real y que es ahí donde podemos tomar el pulso a las fuerzas vivas de esta ciudad: las que posturean, las que emergen y las que se esconden. Por aburrimiento o por estrategia. Hay que pasearse por la Acera del Casino, hay que hacerse notar y hay que saludar con tanto empeño como cuando toca deslizarse entre los soportales de Ganivet para evitar las impasibles miradas de desdeño. Para presumir del éxito o para ocultar el fracaso.

No aparece en ninguna guía de viajes, tampoco en las urbanísticas y ni siquiera en el improvisado manual de supervivencia que vamos construyendo quienes, casi más por casualidad que por elección, acabamos inexorablemente mimetizados en los paisajes de esa Granada que disfruta mirándose el ombligo -siempre hacia dentro como los cármenes del Albaicín- intercambiando sin darnos cuenta la ignorancia (y la inocencia) inicial por la suspicacia y la malafollá.

El tontódromo se ha convertido en un termómetro infalible para estar a la última de los avatares de los personajes públicos de esta ciudad. Pasó en su día con Pepe Torres y su equipo y se comenta ahora tras la sorpresiva decisión de Sebastián Pérez de desmarcarse de las decisiones orgánicas de su partido. ¿Ya no es tan popular? El pulso ha sido, otra vez, a contrarreloj. Con la misma incertidumbre que la convulsa jornada del 15 de junio en que el PP tuvo que entregar la Alcaldía de Granada a Cs. Un momento capitulaciones que ahora tiene una segunda parte pero a la inversa: es el líder provincial quien dice 'no' a Sevilla y a Madrid. Para empezar, porque Sebastián Pérez quería ir al Congreso (desbancando a Carlos Rojas) y no lidiar con las cruces del Senado; en segundo lugar, porque ir como número 1 a la Cámara Alta tenía dos condiciones inasumibles para quien todavía está en la batalla contra Luis Salvador convencido de que, como mínimo, empatará en la disputa por el bastón de mando. Ni deja su acta de concejal "para rebajar la tensión en el Ayuntamiento" ni va a propiciar la "renovación en el partido", no al menos en el sentido en que lo entiende Génova.

Las tierras movedizas en que está inmerso el PP son un anticipo del mandato de infarto que azota a la Plaza del Carmen (por la debilidad del equipo de gobierno y la fragilidad en la oposición con el procesamiento de Paco Cuenca) y son una señal también del punto de inflexión que se ha producido en las filas populares. Porque no es el PP un partido de órdagos ni de pulsos internos y mucho menos de contestaciones desde las bases cuando arriba sopla el viento a favor del poder y de las encuestas. Ese arriba es la Junta, con Juanma Moreno y Marifrán Carazo situando en todos los puestos clave de gobierno de la provincia a compañeros de su máxima confianza, y ese arriba es Génova, con Pablo Casado recuperando espacio electoral por el centro y fortaleciendo su liderazgo a golpe de pragmatismo con una guardia pretoriana que, sobre el tablero de la negociación, ha sido capaz de apuntalar más poder que en la (buena) etapa de Rajoy.

A cuenta de la vida interna de los partidos, analizando en qué momento y por qué se "jodió" el PSOE dando paso al histórico cambio del 2-D en Andalucía, argumentaba Elías Bendodo esta semana que el PP siempre ha sido un partido "ordenado"... Perspicaz manera de asumir la estructura de mando y la jerarquía que en esta formación se ha practicado hasta la moda de las primarias y la absoluta naturalidad con que sus cuadros se sienten "hombres y mujeres de partido".

Tal vez por eso sea difícil entender la decisión de Sebastián Pérez de descolgarse de las listas para el 10-N. Sin embargo, casi resulta una postura lógica y previsible si volvemos al punto cero de Puerta Real: de lo que estamos hablando es de supervivencia. Y, como recordó el expresidente Rodríguez de la Borbolla en su particular vis a vis con Bendodo, los cadáveres políticos sólo existen cuando están muertos de verdad y enterrados... Se habla mucho de "buscar una salida a Sebas" pero se nos olvida que para eso tiene que haber alguien que quiera salir.

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