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Claudio Constantini | Bandoneonista, pianista y compositor

"El tango rescató al bandoneón"

  • Después de tres álbumes para IBS Classical como pianista, el limeño afincado en Madrid Claudio Constantini se presenta como bandoneonista en un disco dedicado al tango en el siglo XX

Claudio Constantini (Lima, 1983) publica su cuarto álbum para IBS Classical.

Claudio Constantini (Lima, 1983) publica su cuarto álbum para IBS Classical. / Zabet Photo

Aunque es peruano, a Claudio Constantini (Lima, 1983) lo llaman continuamente "el músico argentino". "Me he acostumbrado. Me ven con el bandoneón y con un apellido italiano y muchos se dejan llevar por esa asociación". Nacido en una familia musical, Constantini lleva años afincado en Madrid donde hace tres se casó con una pianista nacida en Argelia, pero madrileña desde niña, Louiza Hamadi, con la que acaba de registrar su cuarto álbum para IBS Classical, el primero como bandoneonista. Aunque en el CD se cuelan un par de obras de compositores vivos (el veterano Dino Saluzzi y el joven madrileño Arturo Cardelús), el disco se centra en el universo del tango en el siglo XX.

–¿Cuál es el concepto básico con el que diseñó este trabajo?

–Había grabado varios discos con IBS como pianista y quería hacer algo de bandoneón. Ese fue el punto de partida. Estuve dándole muchas vueltas a la idea. Y se me ocurrió esta manera de conjugar el repertorio clásico con el tango, enfocando el tango como género, pero desde el punto de vista de cómo influenció a los compositores europeos en el siglo XX. El tango llegó a Europa y se hizo muy popular a principios de aquel siglo. Eso llamó la atención a muchos compositores, que plasmaron su visión del género en diversas piezas. Quise explorar algunas de estas obras, casi todas cortas. Y hacerlo con el bandoneón, lo que es la principal peculiaridad de mi acercamiento, ya que lo habitual es usar la instrumentación original o hacer arreglos para instrumentos más tradicionales de la música clásica. Y quise hacerlo además en formato pequeño, en dúo.

"Louiza y yo habíamos trabajado como dúo a dos pianos, pero nunca así. Era una oportunidad para empezar."

–Imagino que los arreglos son propios.

–Son más adaptaciones que arreglos, y son todas mías, sí. Lo que hago es adaptar la partitura original a la formación de nuestro dúo. En casi todos los casos se trata de reducir, aunque con alguna excepción, de obras para piano solo, como la de Stravinski, en que añado cosas. En el lado opuesto, el Concierto de Schnittke, que es original para un gran conjunto de cuerdas, y ahí sí que hay que reducir. Pero básicamente es un trabajo de adaptación.

20th Tango - Constantini y Hamadi 20th Tango - Constantini y Hamadi

20th Tango - Constantini y Hamadi

–El repertorio se mueve entre música popular y erudita, y pone usted especial interés en distinguir entre tango, habanera y milonga.

–Sí, porque la habanera es un género cubano. Es verdad que tiene influencia en el nacimiento del tango, a través del ritmo de la milonga rápida. La habanera es una danza más lenta. Uno piensa en la habanera de Carmen, por ejemplo... Y luego tenemos la milonga rápida, como algunas que hemos incluido en el disco (Taquito militar o La Camelera), que es un ritmo calcado de la habanera, pero mucho más rápido. Ese ritmo tuvo un peso importante en el nacimiento del tango argentino. Y eso creó algún tipo de confusión en los compositores clásicos que se acercaron al género. Empezaron a escribir tangos, pero realmente usaban el ritmo de la habanera y no el específico del tango. Por ejemplo, el Tango de Albéniz.

–Los maestros clásicos incluidos en el disco o figuras como las de Piazzolla y Gardel son muy conocidos, pero hay aquí también nombres importantes en el universo del tango no tan conocidos. ¿Puede decirnos algo de ellos?

–Todos los compositores argentinos que hemos grabado son esenciales para el universo y la cultura del tango, aunque a nivel internacional sólo tienen proyección Piazzolla y Gardel, que, por una u otra razón, traspasaron las fronteras. Pero los otros contribuyeron decisivamente al desarrollo del tango. Por ejemplo, Julio de Caro fue miembro de la denominada Guardia Nueva en la época de oro del tango, a partir de los años 30. En un momento en que el tango estaba más cercano a la tradición oral, él empezó a elaborar mucho más la escritura. Fue un cambio radical: hasta entonces el tango iba pasando de generación en generación, de intérprete en intérprete. Muchos músicos no sabían ni leer. No se hacían arreglos. Y Caro empezó a fijar el tango en la escritura musical. Piazzolla fue muy influido por Julio de Caro. Mariano Mores fue un músico también esencial, más contemporáneo. Dejó tangos muy emblemáticos, como el que hemos grabado. Horacio Salgán fue un gran renovador del tango. Yo diría que en ese sentido está a la par con Piazzolla. Fue un gran pianista. Alumno de Vicente Scaramuzza, el profesor de Martha Argerich, que creó en Argentina una tradición pianística muy sólida. Su escritura es muy precisa, muy de detalles. Tocar su música resulta muy estimulante para cualquiera porque está muy bien escrita. Se entiende la admiración y el interés del mundo clásico. La Filarmónica de Berlín ha tocado obras de Salgán, Barenboim toca obras de Salgán. Es un músico muy importante, aunque no ha alcanzado la proyección de Piazzolla.

Claudio Constantini y Louiza Hamadi, pareja artística y sentimental. Claudio Constantini y Louiza Hamadi, pareja artística y sentimental.

Claudio Constantini y Louiza Hamadi, pareja artística y sentimental. / Ale Megale

–Aclarado que usted es peruano y no argentino, ¿de dónde le viene el interés por el tango?

–Mi papá era pianista y mi mamá es directora de orquesta. Yo crecí entre música, clásica, pero no sólo, porque ellos tenían otros intereses musicales. En casa había discos de todo tipo, y un día encontré uno de Astor Piazzolla. Me enamoré locamente de su música, y del bandoneón, que era un instrumento que no conocía. Yo tenía 13 o 14 años por entonces, y desde entonces tuve como sueño lejano tocar el bandoneón. Pero seguí tocando el piano. Me fui a estudiar a Finlandia y estando allí, con 23 o 24 años, decidí comprarme un bandoneón y aprender a tocarlo. En principio pensé en aquello como un hobby, pero me agarró tan fuerte que me dediqué de lleno al bandonéon. De hecho dejé el piano un par de años y me dediqué exclusivamente al bandoneón hasta que estuve en condiciones de incorporarlo en mi actividad de conciertos. A través del bandoneón surgió el interés por el tango. El tango fue el género que rescató al bandoneón, un instrumento alemán, que en sus orígenes no tenía nada que ver con el tango y cuyo destino no podemos saber cuál habría sido. La realidad es que los inmigrantes lo llevaron a Argentina, se introdujo en el mundo del tango y los dos juntos se desarrollaron de forma extraordinaria. El bandoneón influyó notablemente en el estilo del tango: es un instrumento muy difícil de tocar, así que cuando empezó a generalizarse los tempos empezaron sistemáticamente a ralentizarse, porque los instrumentistas no eran capaces de tocar más rápido. Fascinado por el instrumento, me adentré en el bandoneón y, como consecuencia, en el tango, aunque yo puedo tocar con él músicas de todos los géneros, porque es un instrumento versátil, no sirve sólo para tocar tangos. Ahora bien, no se puede despegar del tango, ya es imposible, porque los dos crecieron y se desarrollaron juntos.

–¿Sigue habiendo en el siglo XXI compositores del ámbito clásico con el interés por el tango que mostraron esos del siglo XX que han registrado en este disco?

–Hoy día está todo muy mezclado: hay mucho interés de los músicos por pasar de unos géneros a otros, y vemos a músicos académicos y populares cruzar continuamente fronteras. Hay influencias de todo tipo. Y sigue habiendo muchos compositores notables que muestran su interés por este universo. Muchos son argentinos. Había un pianista de Piazzolla, Gerardo Taube, que mezclaba los tangos con música atonal, absolutamente contemporánea. Hoy día, Gustavo Beytelmann, que fue mi maestro de composición, tiene un lenguaje en el que también mezcla el tango con lo contemporáneo. Y hay muchos casos más. Las líneas son muy diversas. Antiguamente el tango estaba absolutamente centralizado en Argentina y Uruguay, sobre todo Argentina; el desarrollo del género se circunscribía a lo que pasaba en torno al núcleo de Buenos Aires, tanto por lo que hacían los propios nativos como los que llegaban de fuera, músicos de jazz, clásicos… Hoy el tango está más globalizado, y surgen proyectos, compositores e intérpretes en muchas partes del mundo: Japón, Noruega, Finlandia o en España, donde hay también argentinos como Carlos Cuacci. En el disco nos concentramos en las músicas del siglo XX, pero hacerlo con las del XXI es una buena idea para un proyecto futuro.

"Hoy el tango está más globalizado, y surgen proyectos, compositores e intérpretes en muchas partes del mundo: Japón, Noruega, Finlandia o España"

–Como pianista mantiene abierta en IBS una integral dedicada a Debussy, y ha grabado también música de Gershwin o Piazzolla. ¿Cuál es su repertorio preferido en el piano?

–Tengo intereses muy amplios, desde Bach hasta hoy mismo. El de Debussy es un proyecto que me encanta, nos quedan dos discos. Hicimos una pausa antes de afrontar el final de la integral, que será también doble, como el álbum de los Preludios. Entre medias hice ese otro titulado América en el que busqué un poco de originalidad. Como pianista toco repertorios muy tradicionales. Este año se han cancelado muchos conciertos, pero tenía que tocar mucho Beethoven, Chopin, Mozart… No me propongo tanto grabar este repertorio porque hay mucha oferta. De momento, prefiero no grabarlo.

Claudio Constantini es tanto o más conocido en su faceta de pianista. Claudio Constantini es tanto o más conocido en su faceta de pianista.

Claudio Constantini es tanto o más conocido en su faceta de pianista. / Jaime Massieu

–¿Cómo lleva esa doble carrera de pianista y bandoneonista?

–Es complejo. Pero estoy el día entero con música, desde que me levanto hasta que me acuesto. Cuando no estoy estudiando, estoy escribiendo. En épocas de conciertos es complicado mentalmente porque son instrumentos muy distintos de tocar. Pero yo no lo veo como un problema. Es lo que quiero hacer y hago lo posible para hacerlo al máximo nivel. Si pensara en lo complicado que es me daría más miedo.

–También compone ¿Cómo se define como compositor?

–Justo en abril próximo estrenaré en Sevilla mi Concierto para bandoneón y orquesta. Será en un concierto con la OJA en homenaje a Piazzolla, en el que también actuaré como pianista. Estoy trabajando en ese concierto y también en otro encargo que tengo de una obra para cuerdas y bandoneón. Escribo además muchas obras para piano, cortas sobre todo. Mi lenguaje es muy variado, hago cosas muy contemporáneas, muy atonales, y otras que son diríamos como Schumann. Me gusta experimentar. Tengo gustos muy amplios y me provoco a mí mismo escribiendo de muchas maneras.

"En abril próximo estrenaré en Sevilla mi Concierto para bandoneón y orquesta. Será en un concierto con la OJA"

–¿Cómo salimos de esta?

–Uf. Ni idea. La mayoría de mis conciertos se han cancelado. Cambios de fecha, muy pocos. Mi primer recital será este sábado próximo [4 de julio; esta entrevista se hizo el 29 de junio] en Málaga. 2021 lo tengo muy lleno. Espero que no haya otra liada y se sigan cayendo cosas, pero me temo que eso no lo podemos saber.

–¿Sigue haciendo jazz?

–Sigo haciendo jazz. Aunque se han cancelado algunas cosas, tengo otras con el Cuarteto Fellini. Hacemos música de las películas de Fellini. Además sigo haciendo algunos conciertos con mi quinteto, aunque es cierto que en los dos últimos años he trabajado más en el ámbito clásico.

 

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