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Cultura

Jondura, virtuosismo y ortodoxia

El Concurso Nacional se cierra con dos primeros premios cordobeses. Nos congratulamos de ello por lo que respecta a nuestros paisanos, que bien que se lo han ganado. En algunos ambientes de la afición, como pasa casi siempre, salen a colación impresiones para todos los gustos, destacando la protesta observada a juicio de algunos, entre los que me encuentro, respecto al segundo premio en baile, que tenía como referente a El Duende. Pero tiempo habrá de argumentar con las razones que sostienen estos comentarios.

En la noche del martes, última cita de las programadas para la fase de opción a premio, la satisfacción a la hora de confeccionar esta crónica viene por la bailaora Mercedes de Córdoba, que se ha alzado con el primer puesto. Arrancó por taranto, con el excelente elenco al cante de Pepe de Pura y El Extremeño, el toque de Juan Campallo y palmas de Roberto Jaén y Javi Silva. En la primera parte de la gala volvió a bailar por cantiñas, y en la segunda, clausurando la última jornada de esta fase, por tangos. Una conseguida propuesta de baile la de esta joven cordobesa, que estuvo sembrada en los tres palos, de menos a más, con jondura y transmitiendo; y gracias a su conjuntado ajuar, que incluyó la oportuna bata de cola, con la imagen más atractiva y cuidada para el desarrollo de los tiempos que le eran propios a los palos que presentaba, con taconeados precisos, dibujando un airoso perfil de contoneo y talle, donde los brazos y las manos esculpían la mejor estampa y figura. Virtudes adquiridas y cultivadas a pesar de su juventud con el bagaje reunido cerca de Inmaculada Aguilar, José Antonio, Javier Latorre, Javier Barón y Eva Yerbabuena. Exhibió el oficio que va adquiriendo permanentemente.

En cuanto al premio de guitarra a Niño Seve, a mi entender refleja perfectamente la unanimidad conseguida al ser un solista y completo tocaor, como mostró en toda su exposición del domingo: rondeña de su autoría A mi abuelo, igual que el zapateado Maestro cañí; el acompañamiento al cante de Rocío Segura por seguiriyas y al baile de Richard Gutiérrez por soleá. Una competitiva aportación que despejó para muchos el expectante y emocionante dilema que el jurado tendría que solventar por el elevado nivel de los demás postores. Es conocido el virtuosismo del acrisolado guitarrista, finalista de la pasada edición de este concurso, y que puso el listón casi tan alto entonces como lo ha hecho ahora, con delicada y sentida ejecución moviéndose por los trastes, metiendo el pulgar y punteando como quien borda.

En cante, Manuel Cástulo ofreció el lunes un repertorio por soleá de El Mellizo y Triana y seguiriyas de El Nitri y Marrurro con mucha solvencia, rematando con cabal de El Planeta. No tanto cuando lo hizo por taranto y por petenera. Está en línea con el flamenco clasicista que recrea el cante más ortodoxo, con eco que pellizcó y que tan bien sienta y gusta a tantos de la geografía flamenca que se deben a lo que fueron aquellos que propulsaron todos los concursos desde el de Córdoba de 1956, en línea con los cánones maireneros.

Para terminar, un regreso a la gala del martes para que quede reflejada la intervención de Pedro Heredia El Granaíno, ganador del segundo premio en su modalidad, con Juan Requena a la guitarra y las palmas de Los Melli. Comenzó por farruca y seguiriyas de El Torre, La Cherna y El Mochuelo, continuando tras el impuesto descanso por bulerías y, para finalizar, por fandangos naturales acordándose del estilo de Caracol y Camarón. Aportó rajo y sentimiento gracias a la voz tostaíta y afilá que posee, conocimiento y entrega, aunque el recital en cuestión no resultase tan conseguido como el de la fase de selección.

De estas galas hay que hacer mención de la buena y excepcional puesta en valor de los participantes en guitarra, sobre todo los que en su repertorio incluyeron piezas de su composición personal.

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