Manuel Vilas | Arpista

Conquistadores al desnudo

  • Manuel Vilas combina el universo cortesano y popular para un acercamiento tan original como inédito a la vida cultural íntima de los conquistadores

Manuel Vilas con el arpa usada en este CD

Manuel Vilas con el arpa usada en este CD / Pablo Roces

La del arpista gallego Manuel Vilas (Santiago de Compostela, 1966) es una de las voces más personales y rigurosas de la música antigua española. Aunque colabora con otros muchos conjuntos es al frente de su Ars Atlántica que puede aplicar de forma decidida sus criterios, siempre respetuosos con los contextos en los que la música se producía, especialmente preocupado por la transmisión de los textos poéticos que arropaba. Su último álbum se publica ahora en el sello sevillano Lindoro y es un paseo extraordinariamente original por la música que podían haber cantado los hombres que participaron en la conquista del Perú.

–¿De dónde nace esta idea?

–Nace de la pasión por la música y la historia de un país, Perú; pocos países tan fascinantes para un músico. Cuando tocas las arpas antiguas, sobre todo ibéricas, es casi inevitable que en algún momento sientas interés por lo que sucedió con el arpa en América. Empezó por ahí. Sentí curiosidad por los primerísimos contactos hispanos, desde el punto de vista musical, en aquellas tierras. Vi que no había demasiada información, pero algunas referencias encontré, y fui tirando del hilo, tratando de recrear cómo pudo ser la música que acompañó aquellas expediciones de conquista.

–Se apoya muy especialmente en el Romancero...

–Claro, porque era la época de los romances. Se contaban todas aquellas historias de caballeros. Hay mucho de medieval en todo eso. Y es que estos hombres tenían una mentalidad antigua, tenían muy presente la toma de Granada como un momento especialmente glorioso. El romancero era lo que más les gustaba. Eran las lecturas preferidas de los que sabían leer, que tampoco serían todos, pero luego se transmitía de manera oral. Tenían muy presente el Amadís de Gaula y todos aquellos ciclos caballerescos. La oralidad era muy importante. Y ellos iban a lo que iban, a pelear, pero la música formaba parte de sus vidas, y por eso después de alguna batalla o escaramuza seguramente se reunían y cantaban.

Castilla del Oro - Manuel Vilas Castilla del Oro - Manuel Vilas

Castilla del Oro - Manuel Vilas

–¿Sabemos cómo lo hacían y qué obras en concreto?

–Alguna sí. Por ejemplo, nos han quedado referencias del Romance de Don Gaiferos. En muchas otras hay que hacer suposiciones por datos indirectos. En cuanto a la forma, yo he tratado de hacer un enfoque lo más fiel posible, sin ningún tipo de idealismos. Muchas veces se idealiza la presencia de instrumentos. Pero es difícil imaginar que tuvieran muchos instrumentos. Cantarían la mayoría de las veces sin acompañamientos de ningún tipo, y esa es la gran fuerza que tiene. Vivimos en una época que parece que hay que meter cuatro mil instrumentos para que algo funcione, y yo creo que no, una voz sola puede contar una historia perfectamente, y eso puede ser igual de emotivo e interesante, y he apostado por esa desnudez. Por eso también los cambios de colores que me ofrecían tres voces que no tienen nada que ver una con otra, y eso lo he buscado expresamente.

–Utiliza el famoso De Musica Libri Septem de Francisco Salinas.

–El libro de Salinas fue un hallazgo para mí. Me parece una de las cumbres de la tratadística europea. Salinas fue un humanista, que estuvo mucho tiempo en Italia. Se adelanta a los italianos en el aprecio por la monodia. Su pasión por la música a una sola voz y por la música popular me parece algo extraordinario, muy raro de ver en su tiempo. Él dice que con una sola voz se entiende el texto y el mensaje llega más rápido a los oyentes. En medio de una época de dominio de la polifonía su enfoque es atrevido y genial. Y en su libro hay algunos ejemplos: Mal encaramillo y Yo me iba mi madre están extraídos del libro de Salinas. La melodía que uso es tal cual: Mal encaramillo está en el tono del villano, que he recreado para encajar el texto.

–Hay un cruce entre tradiciones populares y cortesanas...

–Sí, porque parto de la base de que piezas, por ejemplo, del Cancionero de Palacio eran melodías tradicionales que algún músico cortesano adaptó. Y lo que hago es coger la fuente cortesana y volverla a la tradición popular. De Fonte Frida he dejado las dos versiones, la digamos culta y la tradicional. Luego, por ejemplo, el Romance del rey moro está sacado del Libro de cifra nueva de Venegas de Henestrosa. Es una obra a tres voces, y en una de las voces está la melodía, que coincide exactamente en los libros de Narváez y Pisador. He sacado esa melodía y se la he dado al intérprete para que la tradicionalice. Por eso el intérprete era fundamental. No me valía cualquiera. Tenía que ser alguien muy concreto.

David Álvarez Cárcamo. David Álvarez Cárcamo.

David Álvarez Cárcamo. / Lindoro

–Y uno de ellos es David Álvarez Cárcamo...

–Sí, un experto en el romancero. Cuando lo escuché me di cuenta de que era la voz que estaba buscando. Es una voz natural, salida de la profundidad de la tierra, de la profundidad de la tradición. Me dijo que él nunca tuvo una escuela de canto. Le enseñaron a cantar los mayores a los que grababa cantando romances en una serie de viajes que hizo yendo a las fuentes. Esa es la naturalidad que yo buscaba. Una voz castellana absoluta. Es un gran experto de la música tradicional, sobre todo de León.

–¿Y María Giménez?

–Es gallega, de Vigo. Tiene su propio grupo de música medieval, Manseliña, que es un conjunto que a lo mejor no se mueve mucho, porque ella está más centrada en su trabajo y su familia, pero tiene mucha pasión por la música tradicional y la medieval, y era esa mezcla la que me interesaba. Su capacidad vocal de ornamentar es la que aquí me interesó: los melismas del Rey moro, por ejemplo, que es casi un canto de siega. Toda esa parte ornamental depende mucho del intérprete. Son cosas que él propone, yo no les di instrucciones de lo que tenían que hacer. Por ejemplo, a David simplemente le dije: apréndete esta melodía de oído y punto, no hay que decir nada más, luego todo salía de forma natural, y eso es lo que buscaba.

–¿Qué instrumento ha empleado en la grabación del CD?

–Es una reproducción de un arpa del siglo XVI, a partir de un cuadro de Hans Memling, que pintó muchos ángeles con arpa. Yo creo que tenía delante un arpa mientras lo hacía, porque la reproducción es espectacular. La copia la hizo un lutier alemán, Rainer Thurau. Es el tipo de arpa que se usaba en el XVI, de un orden, una sola fila de cuerdas. La pieza de Mudarra que toco en el disco está escrita para ese tipo de instrumentos, aunque hoy se suele hacer en un arpa de dos órdenes, más tardía.

María Giménez María Giménez

María Giménez / Lindoro

–¿Han presentado este programa en concierto?

–No. Fue ideado para el disco. Es una novedad en todos los sentidos, así que me encantaría poder hacerlo, pero no es tan fácil. El mundo de la programación de conciertos va por otro camino. A veces no es tan sencillo. Los programadores tienen otro tipo de criterios y no es fácil que se programe esto. Da igual lo interesante que sea el proyecto, puedes no hacer ni un concierto. Mi experiencia de años es lo que me dice. De hecho tengo un programa montado, paralelo a este, dedicado al romancero, con cantantes de música tradicional y de música antigua y de momento no he conseguido venderlo.

–Mientras, trabaja en otra colaboración con Vandalia...

–Sí. Acabamos de grabar en Sevilla un disco de tonos humanos con textos de Góngora. En septiembre tendremos una segunda sesión, porque será un disco doble. Va a ser espectacular. Es música buenísima, casi toda en primeras grabaciones, va a quedar muy buen disco. También saldrá con Lindoro.

–Acaba de salir además su último registro del Manuscrito Guerra...

–Exacto, el volumen 6.

–¿Con qué otras cosas anda?

–En disco, estoy también preparando una cosa de música renacentista para dúo de arpas, y luego tengo también un programa muy curioso para el Festival de Estella: es un programa para voz y arpa que va sobre el exorcismo. He cruzado los tratados de canto llano con los de exorcismo. Es un programa de canto en contra del demonio, contra Satanás. Lo hago con un cantante de música tradicional de los Pirineos, que fue un histórico del Ensemble Organum de Marcel Pérès, Pascal Caumont: el centro de su trabajo es la música occitana y la música tradicional de los Pirineos, y aquí va a hacer un poco el papel del exorcista.

CASTILLA DEL ORO EN SPOTIFY

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios