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Mercado de trabajo

El perfil del desempleo en Andalucía

Elena Manzanera Díaz

Economista y estadística

El informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Tendencias Mundiales del Empleo 2012, señala como una de las consecuencias graves de esta crisis la especial dureza con la que está castigando a los jóvenes. En 2011 el número de jóvenes menores de 24 años que  estaba desempleado en el mundo ascendía a 74,8 millones, 4 millones más que en 2007, año de inicio de la crisis. El informe incide en dos consecuencias de la crisis sobre el empleo juvenil, por un lado, la mayor probabilidad (casi tres veces más) de estar desempleados que un adulto y por otro, que tienen cada vez más probabilidad de encontrarse trabajando a tiempo parcial a menudo con un contrato temporal.

Andalucía, según los datos de la Encuesta de Población Activa, ha cerrado 2011 con un total de 2,75 millones de ocupados lo que supone el 49,1% de la población de 16 a 64 años. De ellos el 17,9% son empleos correspondientes a menores de 30 años, porcentaje que a finales de 2007 era del 26,3%, es decir, los jóvenes andaluces han visto reducida su participación en el empleo de la región en 8 puntos. Desde el inicio de la crisis, hace ya cuatro años, se han perdido en Andalucía 471.000 empleos, tres de cada cuatro correspondía a una persona menor de 30 años.

Esta importante caída del empleo, alcanzó su máxima intensidad en 2009, año en que el empleo descendió en Andalucía un 7,2%. En 2011 la tasa de variación ha sido del -2,9%, ligeramente superior a la correspondiente a 2010, año en el que se produjo una  disminución en el ritmo de destrucción de empleo. La pérdida de empleo, que es el principal problema al que se enfrenta Andalucía, no ha afectado por igual a todos los colectivos.

El pasado año han sido los hombres de nacionalidad española, colectivo mayoritario de ocupados, los más afectados por la pérdida de empleo. Así dos de cada tres empleos que se han perdido en Andalucía en 2011 correspondían a empleos ocupados por hombres.

Si consideramos la evolución del mercado de trabajo por grupos de edad se observa que en el caso del empleo juvenil la situación es similar a la que describe la OIT. En Andalucía había, a finales de 2011, 61.000 empleados menores de 30 años menos que un año antes, lo que supone un descenso del 11,1%.

La población de 16 y más años, que potencialmente puede incorporarse al mercado laboral, por tener edad legal para ello, ha aumentado en Andalucía en 2011 al contrario de lo que ha ocurrido en España. Este aumento demográfico se ha dado en los tramos de edad intermedios y superiores, sobre todo mujeres extranjeras y hombres de más de 65 años, en su mayoría emigrantes retornados.

Sin embargo la población joven en edad de trabajar, es decir los que tienen entre 16 y 30 años, ha disminuido en Andalucía en 48 mil personas, descenso que ha sido igual en hombres que en mujeres. Este descenso ha supuesto una caída en los activos de este grupo de edad. Sin embargo la caída de los activos jóvenes ha sido mucho más intensa que la que viene determinada por la propia evolución demográfica, es decir, se ha producido una caída en la tasa de actividad de los menores de 30 años. Unos, ante las malas perspectivas del mercado de trabajo han continuado con su formación, otros han vuelto a las aulas saliendo por tanto de los que están dispuestos a trabajar. Especial atención merece el grupo de edad de 25 a 29 años en el que se acumula la mitad de los empleos perdidos por los jóvenes y a pesar de ello es el único grupo de edad en el que desciende el volumen de parados, lo que refuerza la idea de la intensificación de la salida a la situación de inactividad y lo que se ha denominado 'efecto trabajador desanimado', especialmente intenso en este grupo de edad.

La negativa evolución del empleo en Andalucía en 2011 ha situado la tasa de paro a finales de año en el 31,2%, ocho puntos superior a la media nacional, siendo los hombres de nacionalidad española los que tienen una menor tasa de paro, aun superior a la media nacional. En el extremo opuesto se sitúan las mujeres de nacionalidad extranjera con una tasa de paro del 38%. Por edades, el paro afecta a los jóvenes, especialmente a los de 20 a 24 años (tanto hombres como mujeres) y con menor nivel de formación.

La formación del trabajador es uno de los elementos clave que incide en la probabilidad de estar en paro. Así para los que tienen entre 40 y 50 años y formación universitaria, la tasa de desempleo se sitúa más de 20 puntos por debajo de la media regional y en los jóvenes con igual formación, es 10 puntos inferior a los que han alcanzado los estudios secundarios. Por tanto la conjunción de la  formación del trabajador y la edad son claves en la determinación de la probabilidad de estar en paro.

La tasa de paro de las personas cuya formación alcanza la estrictamente obligatoria (secundaria) alcanza el 36,9%, 20 puntos más que la correspondiente a las personas con estudios universitarios. La ausencia de formación superior combinada con una edad joven definen el perfil de la persona parada en Andalucía con más dificultades para encontrar un empleo, en línea con lo que planteaba el informe de la OIT con una probabilidad 2,4 veces mayor que un adulto de estar en paro. La tasa de paro de los jóvenes menores de 30 años con formación secundaria alcanzaba a finales de 2011 el 50%. Tan sólo hace cuatro años, a finales de 2007, la tasa de paro de este colectivo era 30 puntos menor. La crisis económica, especialmente en el sector de la construcción, que absorbía esta mano de obra, joven y sin cualificación, ha dado lugar a un colectivo muy castigado por el paro y con alta probabilidad de seguir en el desempleo por su baja empleabilidad.

Pero la duración y profundidad de la crisis han comenzado a afectar de manera muy negativa a los jóvenes mejor preparados y en cuya formación la sociedad más ha invertido, los universitarios. Desde el inicio de la crisis los universitarios menores de 30 años que están al principio de su etapa laboral, tras años de formación, han visto cómo se duplica su tasa de paro hasta alcanzar el 30%, aunque al contrario de lo que ocurría en los años de crecimiento económico, en la actualidad ésta se sitúa por debajo de la tasa global de la economía andaluza.

El año 2012 no va a ser un buen año para el empleo ni en Andalucía ni en España, cuestión en la que están de acuerdo prácticamente todos los escenarios de crecimiento planteados por diferentes instituciones. Las perspectivas de crecimiento económico negativo lastran las posibilidades de escenarios de crecimiento del empleo. El empleo, o más bien la pérdida del mismo es una de las consecuencias de esta crisis que por su especial dureza ha castigado a todos los colectivos de trabajadores, pero que, como ocurre a nivel mundial, son los jóvenes los que están siendo especialmente castigados por ella con lo que supone de merma en las posibilidades de desarrollo personal y social y su impacto en otros aspectos como pueden ser la natalidad, formación de hogares, etc. Los jóvenes necesitan medidas que mejoren su empleabilidad a través de la formación junto con un escenario de crecimiento positivo para que se reduzcan sus dificultades de acceso al empleo y que éste pueda ser de calidad.

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