Volkswagen está, en los últimos tiempos, tejiendo una nueva cultura empresarial en torno a los vehículos eléctricos. De ellos, durante los tres primeros meses de 2022, se entregaron 53.400 unidades, con el ID.4 jugando un papel clave -un 57 por ciento de fueron de este SUV- y que crecerá con la entrada en producción también en la planta de Emden (Alemania) desde este mismo mes de mayo y, a mitad de año, también de la de Chattanooga (EE.UU.).

Buena prueba de este cambio es también la asociación impulsada para toda Europa con BP y con la que se pretende construir en muy poco tiempo una red de carga rápida de aquí a 2024 que contará con unas 4.000 infraestructuras.

En ellos serán clave los cargadores Flexpole con dos tomas de corriente y que aportan una potencia de carga de hasta 150 kW. Están basados en sistemas de almacenamiento de batería y se extenderán, originalmente, por las estaciones de servicio de Aral en Alemania y BP en el Reino Unido.

Estos cargadores se conectan a la red eléctrica de bajo voltaje, lo que elimina la necesidad de disponer de transformación previa y que se convierte en uno de los mayores problemas a la hora de realizar una instalación de una infraestructura de carga, reduciendo además de los costes los tiempos.

Los Flexpole llegarán a otros países europeos y sus ubicaciones se integrarán los navegadores y aplicaciones de los eléctricos de Volkswagen, Cupra y Skoda, así como en la aplicación de carga Elli, localizándose bien como BP o Aral.

El objetivo de Volkswagen sigue siendo alcanzar el 70 de sus ventas con vehículos eléctricos con batería para 2030, siento una empresa con un balance neutro de carbono para 2050. Este último objetivo también es compartido por BP, incluso antes, quien también tiene la intención de que su red de carga para vehículos eléctricos distribuida por todo el mundo alcance en 2030 los 100.000 puntos.