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La carrera hacia la casa blanca La mayoría de los expertos dan por acabadas las posibilidades de la ex primera dama

Barack Obama roza la nominación

  • La amplia victoria del senador por Illinois en Carolina del Norte y la estrecha ventaja de Clinton en Indiana lo sitúan a un paso de lograr la candidatura demócrata para las elecciones de noviembre

En Indiana, donde el baloncesto es más que una religión, Hillary Clinton forzó una nueva prórroga con un triple en el último segundo. Pero la desesperada canasta en un partido que se suponía debía ganar con comodidad podría haber llegado demasiado tarde para salvar sus denodados esfuerzos por ser la candidata demócrata a la Presidencia de Estados Unidos.

La noche del martes, con las primarias en Indiana y Carolina del Norte, debía ser de resurrección para Clinton y acabó bordeando el funeral.

Mientras su rival, Barack Obama, ganaba en Carolina del Norte con gran comodidad (14 puntos de ventaja), Clinton tuvo que esperar más de seis horas tras el cierre de las urnas para ver confirmado su triunfo en Indiana por apenas 22.000 votos.

En el contexto de la noche, Clinton encajó una muy dura derrota. Obama sumó 19 delegados más que ella, y también incrementó en 200.000 votos su ventaja en el total del sufragio popular en las primarias. Todo lo contrario de lo que necesita la senadora por Nueva York, que ya antes de las dos últimas citas estaba a una distancia casi insuperable del senador por Illinois.

Por primera vez desde que hace más de cuatro meses comenzase el proceso de primarias, la gran mayoría de los expertos dio ayer por desahuciada la campaña de Clinton. Entre los gurús políticos de la televisión, la frase se repitió con diferentes formas pero el mismo fondo: "Se acabó".

También los diarios. "Hillary Clinton sufrió golpes devastadores a sus ya escasas esperanzas", escribió The New York Post. "Hil necesita un milagro", corroboró The New York Daily News.

Incluso en la propia campaña de la ex primera dama se empiezan a ver las primeras fisuras. "Esto lo perdimos en febrero. Ahora estamos haciendo todo lo posible... Pero es una batalla cuesta arriba", citaba ayer The Washington Post a un asesor de Clinton.

En febrero fue cuando Obama encadenó 13 victorias consecutivas y agarró un liderato en delegados y votos que aún no ha soltado. Según la web especializada RealClearPolitics.com, Obama suma ya 1.845 delegados, 152 más que Clinton y a menos de 200 de los 2.025 necesarios para asegurarse la nominación en la convención que el partido celebrará en Denver a finales de agosto.

En esas circunstancias, la esperanza a la que parece aferrarse Clinton es que el partido acepte las primarias de Florida y Michigan, castigadas en principio por adelantar sus citas sin permiso. Con ello, Clinton no sólo recortaría la ventaja de Obama (ganó ambas, aunque en Michigan Obama ni siquiera se presentó y en Florida no hubo campaña), sino que estiraría hasta los 2.209 delegados el número necesario para certificar la nominación.

La solución, que varios medios y analistas califican abiertamente de "cambiar las reglas sobre la marcha" o directamente "trampa", aparece ahora mismo como altamente improbable. El presidente del partido, Howard Dean, quiere que Florida y Michigan estén en la convención para no perjudicar las opciones demócratas en las elecciones, pero dejó claro que se encontrará una fórmula que no perjudique a ninguno de los candidatos.

Todo parece estar en su contra, pero ése es el ambiente en que mejor se mueve Clinton, que siempre se preció de ser "una luchadora". De hecho, en la noche del martes aseguró que desde ahora el lema es "a toda velocidad hasta la Casa Blanca".

En su campaña, al menos en público, también insisten en que a Clinton tendrán que expulsarla, porque ella no se irá por mucho que le enseñen la puerta. "Los expertos ya descartaron alegremente a la senadora Clinton con anterioridad y todas las veces se equivocaron, porque ellos no deciden esta carrera, sino los votantes", dijo Howard Wolfson, director de comunicación de Clinton, al diario The New York Times.

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