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Bush y Putin abren su última reunión sin expectativas de acuerdo

  • George W. Bush y Vladímir Putin comenzaron en Sochi su último encuentro como presidentes, que se celebra sin esperanzas de un acuerdo sobre el escudo antimisiles.

Los dos presidentes comenzaron el encuentro de manera cálida, sin corbatas y con un apretón de manos en la dacha presidencial Bocharov Ruchey.

Inmediatamente, Putin llevó a sus invitados al segundo piso para mostrarles, sobre una gran maqueta, los preparativos de las Olimpiadas de Invierno que se celebrarán en esta ciudad balneario rusa en la costa del mar Negro.

"Y ése de ahí es su yate", bromeó el mandatario ruso con Bush, al señalarle un barquito de unos diez centímetros sobre una superficie azul que representaba el agua.

La reunión continuó con una cena en la que los dos presidentes estuvieron acompañados de sus esposas, Laura Bush y Ludmila Putin, y en la que también participó el jefe de Estado electo ruso, Dmitri Medvédev, que asumirá el cargo el próximo 7 de mayo.

Aunque la cena lleva la etiqueta de "social", la Casa Blanca ha indicado que en ella pueden ya comenzar a tratarse los grandes temas de la cumbre, que tiene como objeto establecer un "marco estratégico" que sirva de guía a las relaciones entre Medvédev y el próximo presidente estadounidense, una vez que Bush abandone el cargo en enero.

La Casa Blanca ha descartado lo que se perfilaba como el posible gran anuncio de la reunión, un acuerdo sobre el escudo antimisiles que EEUU quiere desplegar en el Este de Europa y que se ha convertido en los últimos meses en uno de los puntos más espinosos de la relación bilateral.

"Vamos a tener que trabajar más después de Sochi", afirmó la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, en declaraciones a bordo del avión presidencial Air Force One, que trasladó a Bush hasta Sochi desde Zagreb, donde felicitó a los países recién admitidos como miembros en la OTAN.

Según Perino, el anuncio de un acuerdo "sería prematuro". "Nadie ha dicho que todo iba a estar terminado y que todo el mundo iba a estar satisfecho con los preparativos, porque ni siquiera hemos empezado con los aspectos técnicos del sistema".

Antes de que Bush comenzara esta semana su gira por Europa del Este, Estados Unidos había expresado su esperanza de incluir la defensa antimisiles dentro del "marco estratégico", al considerar que se habían logrado avances en las negociaciones.

Moscú considera "una amenaza" contra su territorio el escudo antimisiles, que en principio constará de diez lanzaderas de misiles interceptores en Polonia -para lo que Washington aún negocia con Varsovia- y un radar en la República Checa, con quien sí se ha alcanzado un entendimiento.

Washington asegura a Moscú que el escudo no se dirige contra Rusia, sino contra posibles ataques procedentes de países enemigos en Oriente Próximo.

Para calmar los temores de Moscú ha ofrecido diversas garantías, como la posibilidad de que Rusia inspeccione las instalaciones o retrasar la activación del dispositivo hasta que Irán, u otro país hostil en Oriente Próximo, efectúe una prueba de misiles balísticos contra Europa.

Los dirigentes continuarán este domingo sus conversaciones en sesiones de trabajo. Bush se reunirá en primer lugar con Putin y después con Medvédev, con ambos por espacio de una hora, antes de ofrecer una rueda de prensa conjunta. Los tres almorzarán juntos antes de que el presidente estadounidense emprenda regreso a Washington.

Perino indicó que en sus conversaciones, Bush sacará a relucir lo que considera un recorte de las libertades y los derechos humanos en Rusia, como ha hecho en el pasado.

A todas luces los dirigentes también abordarán otro de los grandes desacuerdos en la relación, la ampliación de la OTAN hacia el este, que Bush defiende con gran entusiasmo y que Putin ve como una invasión de su esfera de influencia.

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