Mundo

Honores de Estado para el último gran icono de los Kennedy

  • El presidente Barack Obama y sus predecesores George W. Bush, Bill Clinton y Jimmy Carter asistieron en Boston a la misa fúnebre por el 'león' del Senado.

Cuatro presidentes, influyentes políticos, celebridades... Estados Unidos despidió con honores normalmente reservados a un jefe de Estado al senador Edward Kennedy, el último gran icono de la principal dinastía política de la historia norteamericana.

Bajo una persistente lluvia que añadía un grado más de tristeza a Boston, la ciudad fuente del poder del clan Kennedy y en la que durante los pasados tres días más de 50.000 personas honraron la memoria del veterano senador, el presidente Barack Obama y sus predecesores George W. Bush, Bill Clinton y Jimmy Carter asistieron en la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro a la misa fúnebre por el león del Senado.

Pese a que, como dijo Obama durante la ceremonia, con la muerte de Kennedy el país ha perdido a su "legislador más importante" y a una de las figuras reconocidas por todos los bandos como una de las más conciliadoras de la política, algunos de los participantes intercambiaron sonrisas y bromas.

Fueron así fieles al espíritu que la familia Kennedy había pedido para despedir al senador, para quien la víspera había organizado un memorial de "celebración de la vida" en la Biblioteca John F. Kennedy. Decenas de miles de personas acudieron durante los pasados dos días a presentar sus respetos y políticos como el vicepresidente Joe Biden o el ex candidato presidencial republicano John McCain recordaron anécdotas de uno de los políticos más respetados en las últimas décadas.

"La obra de vida de Ted Kennedy no fue defender a aquellos con riquezas, poder o conexiones especiales. Fue la de darle una voz a aquellos que no son escuchados, agregar un peldaño a la escalera de las oportunidades, hacer realidad el sueño de los fundadores" de Estados Unidos, sostuvo Obama en su panegírico.

"Recibió el regalo del tiempo que no tuvieron sus hermanos", continuó en referencia a los asesinados John y Robert Kennedy, "y usó ese regalo para mejorar muchas vidas y enmendar tantos errores como los años le permitieron", afirmó en una ceremonia acompañada musicalmente por el tenor español Plácido Domingo y el violoncelista Yo Yo Ma.

Su hijo Edward Kennedy agradeció por su parte la presencia de tantas personalidades y recordó el lado más familiar del último patriarca de los Kennedy, que, admitió, tuvo muchas "debilidades" ("amaba todo lo francés, también las mujeres", bromeó) pero también "grandezas".

Entre otros, evocó cómo su padre, quien intentó aspirar a la Casa Blanca, le llegó a decir en una ocasión: "No me importa no ser presidente, lo que me molesta es que lo sean otros", relató, provocando sonrisas y aplausos con su discurso en la abarrotada iglesia. "Me llamo Ted Kennedy, como mi hijo y como mi padre. Un nombre que no siempre ha sido fácil de llevar pero que hoy porto con más orgullo que nunca", afirmó con la voz quebrada por la emoción.

Tras la misa celebrada en una de las iglesias favoritas de Kennedy, que la consideraba un lugar de "esperanza y optimismo" tras haber acudido a diario a rezar allí durante la lucha contra un cáncer de su hija Kara, el féretro de Kennedy, cubierto con una bandera estadounidense, fue trasladado a Washington. Allí, a las escaleras del Capitolio donde pasara más de la mitad de su vida, casi 47 años, senadores y personal del simbólico edificio legislativo en el que desde su muerte la bandera nacional ondea a media asta le rindieron un último homenaje antes de ser trasladado al cementerio militar de Arlington, en Virginia.

Edward Kennedy tendrá su descanso final muy cerca de quienes marcaron su vida, John y Robert Kennedy, bajo una sencilla lápida situada a los pies del promontorio principal del camposanto, mirando, en línea recta, al corazón político de Washington, que tanto marcó su vida y la de su familia.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios