El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, afirmó ayer que su país "no abandonará" el proceso de paz en Siria a pesar de la ruptura de conversaciones con Rusia tras los ataques a hospitales en el este de Alepo, bastión rebelde. El jefe de la diplomacia estadounidense subrayó la "depravación" del régimen del presidente sirio, Bashar Al asad, quien "no ha dudado en seguir usando gas de cloro y en lanzar barriles bomba contra hospitales, y con el que Rusia ha asociado sus intereses y su reputación".

Kerry apostilló que sólo Rusia y el régimen de Al Asad impiden la entrega de ayuda humanitaria en Siria, donde la necesidad de asistencia es especialmente acuciante en el este de Alepo. "Todas las partes deben garantizar la entrega efectiva de ayuda humanitaria, tal y como señala la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU", señaló Kerry.

Rusia, además de no aportar ayuda humanitaria, desplegó ayer una batería de misiles antiaéreos S-300 en Siria para defender su base naval en el puerto de Tartus, ubicado en el Mediterráneo. El general ruso que realizó el anuncio, después de que EEUU suspendiera la cooperación con Rusia para la búsqueda de un arreglo al conflicto sirio, subrayó que "los S-300 son un sistema exclusivamente defensivo y no representan una amenaza para nadie".