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Merkel y Sarkozy cierran la 'Agenda 2020'

  • Alemania y Francia reactivan su alianza para liderar el futuro político y económico de la Unión Europea.

"Sin nosotros no funciona nada, pero juntos podemos mover montañas no sólo en Europa. Y eso es lo que queremos hacer con nuestra Agenda 2020". Así de seguro sonó el mensaje de la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en París ante la prensa mundial.

El motor de Europa franco-alemán ha puesto la marcha rápida. En las citas mundiales como el G20, los dos países quieren hacer valer su peso juntos y en la OSCE incluso aparecer en una presidencia conjunta. Sarkozy habla abiertamente de "mando". Algo así podría extender el miedo entre los vecinos más pequeños. Pero Sarkozy lo aplaca: "Este liderazgo no se dirige contra nadie", dijo el presidente. "Sólo queremos que exista una Europa políticamente fuerte. Y para que exista una Europa políticamente fuerte, Alemania y Francia tienen que trabajar juntos". En el ámbito militar ambos quieren implicar a socios como Polonia y otros países tan pronto sea posible.

Y en la política económica también hay nuevas iniciativas: en el día número 100 del segundo mandato de Merkel, la expresión "gobierno económico" no es un tabú más y Sarkozy describe la necesidad de desmontar la persistente deuda. Los ciudadanos tienen que avanzar en la integración. Tienen que sentir y vivir con una mayor cercanía el país socio. Y eso va sobre todo para los jóvenes, que deberían viajar más al país vecino, así como para todos que allí quieran casarse o trabajar.

El nuevo ímpetu de la canciller alemana y del presidente francés se ve alentado además por razones defensivas. Ambos se encuentran en una situación política interna complicada: a Merkel se le reprocha falta de liderazgo en la coalición de gobierno que encabeza, mientras que Sarkozy tiene pocas semanas para superar el viento en contra de sus propias filas antes de los comicios regionales. Y por ello viene bien un éxito político bien vendido.

Ambos políticos han reconocido además que Alemania y Francia tienen cada vez menos peso frente a gigantes de la economía (y mucho más poblados) como China e India. Tienen que actuar de forma conjunta, si no quieren quedar desplazados de la política y la economía mundial. Para ello la Unión Europea ofrece un marco de desarrollo y de protección. "No hay ninguna amistad franco-alemana", comenta un empleado del Elíseo. "Se trata de intereses comunes fuertes y a largo plazo".

Berlín y París ven horrorizadas como China saca músculo y tras ser la factoría del mundo también pasa a ser su laboratorio. Cuando las universidades tengan un millón de ingenieros, Europa también tendrá que optimizar la formación y la investigación. Y para ello Berlín y París colocan ahora la primera piedra en todos los niveles. Quieren acercar sus sistemas educativos con libros de texto conjuntos y fomentar el intercambio de profesores. Las universidades (autónomas) se coordinarán de forma más estrecha y el instituto Max-Planck cooperará con el centro de investigación francés CNRS. Además, la investigación y el desarrollo también se encauzarán de forma más precisa con, por ejemplo, estándares conjuntos para el manejo de coches electrónicos. Y sobre todo en el ámbito de la economía.

Paralelamente en París, el consejo de expertos franco-alemán debatió, entre otros temas, la situación de las medianas empresas y las formas de salir de la crisis.

Pero los intereses nacionales no desaparecen del todo. Francia quiere que Alemania tenga un sitio en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero no está dispuesta a compartir su asiento. El amor no va tan lejos. Eso no es realista, apunta de forma seca el asesor de Sarkozy en temas de diplomacia, Jean-David Levitte.

Sin embargo, todo esto no es el "gran lanzamiento histórico" con símbolos fuertes que Sarkozy deseaba pasaran a los libros de texto. El presidente quería, por ejemplo, un ministro franco-alemán y un nuevo tratado de amistad que sustituyese al firmado en 1963 por Konrad Adenauer y Charles de Gaulle. Sin embargo Merkel abogó (también para alivio de muchos políticos franceses) por muchos proyectos, menores pero mucho más concretos. La crisis económica y financiera ha descuadrado las finanzas estatales y ha desplazado el poder hacia Asia. El momento de regodearse en los símbolos pasó; los nuevos tiempos requieren ponerse manos a la obra.

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