El incremento de la ofensiva de la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en la región de Cauca al suroeste de Colombia, ha provocado el desplazamiento de unos 2.500 indígenas y campesinos, según cifras de la Gobernación, hacia lugares más seguros.
Una delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) entregó ayuda a finales de la semana pasada a cerca de 1.500 personas en la zona.
Los ataques de las FARC en Cauca se han intensificado desde el pasado 6 de julio. Han lanzado explosivos de fabricación casera contra estaciones policiales que han dañado viviendas civiles.
Miles de indígenas de Páez se han manifestado para que las FARC abandone su territorio. Los nativos desmontaron algunas trincheras que protegían sedes policiales y equipos de comunicaciones vigilados por el Ejército, que no impidieron la protesta.
Miembros de la guardia indígena, cuya única arma son bastones de mando, emprendieron la búsqueda de campamentos de las FARC para exigir su retirada.
Los líderes aborígenes piden la retirada del Ejército y la Policía para que la guardia indígena se encargue de la seguridad.
El ex juez español Baltasar Garzón, asesor de la Organización de Estados Americanos en temas de derechos humanos, viajó el pasado domingo a Cauca para escuchar las reclamaciones de los indígenas y hacer de mediador. Según el ministro del Interior, Federico Renjifo, el Gobierno es consciente del problema de los indígenas por la ofensiva de las FARC, pero considera la petición de que los militares y policías salgan de la zona "es equivocada".
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