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Netanyahu llama a la unidad de los israelíes al presentar su Gobierno

  • El nuevo primer ministro asegura que su país se enfrenta a dos retos inmensos: el plano económico y el de la seguridad

El líder del Likud, Benjamin Netanyahu, asumió nuevamente ayer el puesto de primer ministro que ya ocupó hace casi una década y lo hizo respaldado por una coalición heterogénea compuesta por partidos religiosos, de extrema derecha y por el sempiterno Partido Laborista.

Durante su discurso ante el Parlamento antes de tomar posesión del cargo, Netanyahu hizo un llamamiento a la unidad ante la situación económica que atraviesa Israel y las amenazas a su seguridad, la principal de las cuales, según él, sigue siendo Irán. "Creo que podemos superar cualquier obstáculo y por tanto mi objetivo es unir a todas las principales fuerzas del país", afirmó.

Netanyahu, que admitió que "éstos no son momentos normales", pidió a los diputados israelíes su "fe durante este tiempo de crisis sin precedentes" y consideró, aunque sin mencionar abiertamente al país iraní, que "el mayor peligro para el Estado de Israel y para toda la Humanidad procederá de un régimen radical que intentará armarse con armas nucleares".

Por otro lado, dedicó parte de su intervención a hablar de la paz. "Israel siempre se ha esforzado, y ahora más que nunca, en alcanzar una paz completa con todo el mundo árabe y musulmán", aseguró Netanyahu.

En este sentido, lanzó un mensaje claro a la Autoridad Palestina: "Si realmente es paz lo que buscáis, podemos alcanzarla". Así, indicó que se avanzará en las negociaciones "en tres vías, la financiera, la de la seguridad y la diplomática".

No obstante, y como en veces anteriores, Netanyahu se quedó lejos de expresar abiertamente su apoyo a una solución de dos Estados. "No tenemos ningún deseo de gobernar sobre otro pueblo", aseveró, precisando que "el acuerdo final permitirá a los palestinos gobernar sobre sí mismos, con la excepción de lo que pueda amenazar a Israel".

En su opinión, "los esfuerzos pasados para encontrar atajos sólo han producido los resultados contrarios, más terrorismo y más derramamiento de sangre". "Nosotros seguiremos un camino realista con el propósito honesto de poner fin al conflicto", prometió, asegurando asimismo que hará todo lo posible para conseguir la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, secuestrado por milicianos afines a Hamas en junio de 2006 en la frontera de la Franja de Gaza.

Por su parte, la líder del Kadima y ya líder de la oposición, Tzipi Livni, deseó éxito al nuevo Gobierno de Israel pero estimó que la coalición formada por Netanyahu "no beneficiará en nada al Estado".

"Si hubiéramos entrado en el Gobierno, habríamos enterrado la esperanza", afirmó prometiendo que su partido trabajará para devolverle al Parlamento la confianza del pueblo.

El discurso de Livni estuvo plagado de críticas al acuerdo de coalición, que calificó como "una vergüenza para el Parlamento". Además, criticó la "enorme" magnitud del Gabinete, que cuenta con 30 ministros. "Un gabinete grande y fastuoso es perjudicial en un tiempo de restricciones económicas", subrayó.

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