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Nicosia abre de nuevo la calle que separaba a turcos y griegos

  • Los chipriotas pasean otra vez por Ledra, la arteria que dividió la isla durante 34 años en una jornada simbólica que los ciudadanos vivieron con euforia

La calle Ledra, situada en el corazón de Nicosia, se abrió ayer tras más de tres décadas para volver a ser la arteria más visitada de la dividida isla mediterránea en una jornada de euforia entre la población de Chipre.

La apertura de Ledra, símbolo de la división de Chipre, se produjo oficialmente a las 9 y media de la mañana, tras una breve ceremonia oficial a la que asistieron representantes de las Naciones Unidas y ayudantes de los líderes chipriotas turco y griego.

Desde ayer los greco y turco chipriotas pueden cruzar de un sector al otro de su ciudad sin detenerse ante las alambradas y el muro que en el pasado impedían a los peatones el tránsito por la calle más larga de Chipre.

Las esperanzas de que este paso sea sólo el inicio de la definitiva reunificación de la isla, dividida desde la invasión turca en 1974, estuvo en el aire. "Siento una gran emoción, siento euforia al ver a Nicosia unirse" dijo el greco-chipriota Yiannis Papayiannis, de 48 años, "pero la gente tiene que organizarse mejor y gritar más fuerte para la reunificación de Chipre" añadió.

La decisión de abrir esa calle, testigo de los primeros enfrentamientos entre las dos comunidades en 1963, fue tomada el pasado 21 de marzo por los líderes chipriotas como medida de confianza para impulsar las negociaciones sobre la reunificación.

Las dos comunidades han tenido que esperar 34 años para poderse ver en esa histórica calle tras el levantamiento parcial de las restricciones para cruzar desde las dos partes de la isla.

"Estamos muy felices. Yo tengo 36 años y por eso no sé como era el país antes, cuando estaba reunificado" manifestó Tarik, un turco-chipriota profesor universitario. "Esto no es el fin. Estaremos realmente felices sólo cuando las dos partes firmen un acuerdo", enfatizó.

Su mujer Ebru, de nacionalidad turca, recalcó que "nuestra esperanza es que nuestros hijos puedan crecer en un ambiente unido. Chipre es muy pequeño para estar dividido".

"Es un día magnifico, dos comunidades que están intentando unirse y no hay nada que las pueda dividir", dijo Giorgos Semitides, vendedor de billetes de lotería.

En la apertura alrededor de 3.000 personas esperaban cruzar esta calle, por cuyo epicentro pasa la denominada "Linea Verde", la demarcación que separa el sector griego del turco y se extiende de forma transversal a lo largo de toda la isla.

Las autoridades locales trabajaron en las últimas semanas para garantizar la seguridad de los transeúntes, dado el alto grado de deterioro de los edificios colindantes que llavan años cerrados. Desde que los líderes de las dos comunidades tomaran la decisión de abrir la calle Ledras, se estuvo preparando el momento, para lo que la Unión Europea aportó más de 100.000 euros.

Después de todo el trabajo para este acontecimiento simbólico, y a pesar de que muchos edificios estaban parcialmente cubiertos con telas, las casas y negocios estaban cargadas de huellas de un triste pasado.

Anna, una greco-chipriota,reflexionaba sobre que "en estas casas no volvió a entrar el sol, las puertas siguen cerradas. !Ojala se llenen de vida otra vez!".

Al principio y al final de esta arteria, de un kilómetro de longitud, siguen flameando las banderas, la de Chipre y la griega por un lado, y por el otro la turca y la de la República Turca del Norte de Chipre sólo reconocida por Ankara.

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