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Obama mantiene la racha y vence también en Wisconsin y Hawai

  • El senador por Illinois amplía su ventaja sobre Hillary Clinton a la espera de las decisivas votaciones de Ohio y Texas · La senadora no sólo necesita vencer en ambos estados sino además hacerlo ampliamente

Barack Obama puso ayer a Hillary Clinton contra las cuerdas al sumar en Wisconsin y Hawai su noveno y décimo triunfo consecutivo en la carrera para ser el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, cada vez más favorable al senador por Illinois.

Esta vez, en Wisconsin, Obama logró el 58 por ciento de los votos frente al 41 por ciento conseguido por Clinton. En Hawai, los resultados finales confirmaron que Obama arrasó con el 76 por ciento de los votos frente al 24 por ciento de su rival.

En Texas, donde se encuentra haciendo campaña para el caucus del próximo 4 de marzo, Obama celebró con ardor este nuevo éxito, pero también se mostró cauto al subrayar que es importante no bajar la guardia. "Si ganamos la candidatura, debemos ganar las elecciones en noviembre, y si ganamos las elecciones de noviembre, necesitamos vuestra ayuda, tiempo, energía, entusiasmo, movilización, organización y vuestras voces para ayudarnos a cambiar América en los próximos cuatro años", afirmó.

Mientras, en Ohio, el otro Estado donde se celebrarán primarias el 4 de marzo, Clinton contraatacó. "La elección está entre escoger a un presidente que confía no sólo en las palabras, sino en el trabajo, el trabajo duro para llevar a los americanos de nuevo al trabajo", decía la ex primera dama a sus seguidores. "No podemos tener sólo discursos, debemos tener soluciones. Las mejores palabras del mundo no son suficientes, a menos que las acompañes con la acción", sentenció la senadora.

Pese a que las encuestas les eran día a día más desfavorables, las huestes de Clinton confiaban en frenar la caída libre en Wisconsin, un Estado teóricamente favorable a sus intereses con una gran población de clase trabajadora.

Wisconsin también se fue, sin embargo, con Obama. El senador por Illinois sigue ampliando su ventaja entre los hombres, los más jóvenes y los votantes afroamericanos, al tiempo que casi anula lo que antes eran cómodas diferencias a favor de Clinton entre ancianos, mujeres y clases más humildes.

"Su coalición no se aguanta", corroboró Lawrence R. Jacobs, director del Centro de Estudios de Política y Gobierno de la Universidad de Minnesota. "Esto (Wisconsin) podría ser... no diré su Waterloo, pero quizá sí la batalla antes de Waterloo", agregó al diario Los Angeles Times.

Sea Waterloo, su pesadilla o Austerlitz, su sueño, Clinton sabe dónde y cuándo tendrá lugar la batalla decisiva: será el 4 de marzo en Texas y Ohio. Ambos estados juntos entregarán 334 delegados y después de ese día sólo quedarán 650 delegados por repartirse. Según las cuentas de varios medios estadounidenses, Obama tiene ahora aproximadamente cien delegados de ventaja sobre Clinton.

Las encuestas, por el momento, le dan entre ocho y 14 puntos porcentuales de ventaja a Clinton en ambos estados. Pero en casa Clinton ya escarmentaron: así fue en otros muchos estados hasta que llegó Obama con su discurso de esperanza y cambio, y encandiló a los votantes.

El sistema de reparto proporcional de delegados hace además que Clinton no sólo necesite vencer en ambos estados, sino hacerlo ampliamente. Por eso su campaña está en zafarrancho de combate. Según el diario texano Dallas Morning News, en sus cuarteles ya se dio la consigna de "no renunciar absolutamente a nada".

El cambio de actitud deberá comenzar por la propia Clinton. En las últimas apariciones públicas, las derrotas parecen haber hecho mella en la senadora por Nueva York: su discurso cambia de tono día a día, ya no sonríe como antes, aparenta más cansancio, ya no responde prácticamente a las preguntas de la prensa.

Aunque según filtró su campaña felicitó al senador por Illinois por teléfono tras Wisconsin, desde el Supermartes Clinton no tuvo la cortesía pública con el ganador en ninguna de las noches electorales.

La primera oportunidad para cambiar el rumbo de su campaña hacia la Casa Blanca le llega hoy, cuando se mida a Obama en un debate televisado a todo el país desde Austin, la capital del Estado de Texas. Se espera que la senadora por Nueva York suba de nuevo una octava el tono de sus ataques a su rival, dado que los ensayados hasta ahora no dieron ningún resultado.

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