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Putin, 20 años de antagonismo con Occidente

  • En sus dos décadas en el Kremlin, el presidente ha pasado de la cooperación con EEUU en sus inicios al enfrentamiento abierto.

  • Se ha convertido en el nuevo árbitro de Oriente Próximo.

El presidente ruso, Vladimir Putin, junto a su primer ministro, Dimitri Medvedev, en Moscú.

El presidente ruso, Vladimir Putin, junto a su primer ministro, Dimitri Medvedev, en Moscú. / Dmitry Astakhov / efe

El presidente ruso, Vladimir Putin, cumple este martes 20 años desde que llegara el Kremlin en los que ha pasado de la cooperación con Occidente en sus primeros años en el poder al abierto antagonismo con EEUU y la UE en la última década.

"La relación entre Putin y Occidente ha sido muy dramática. Ha evolucionado desde una relación constructiva a una enconada rivalidad y a casi el enfrentamiento militar en los últimos años", ha comentado el politólogo Fiodor Lukianov, jefe del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia.

Putin, empeñado en recuperar la grandeza perdida de su país en la arena internacional, intentó tender puentes con Occidente -incluso tanteó la posibilidad de ingresar en la OTAN al recibir en el Kremlin al presidente de EEUU, Bill Clinton, en junio de 2000-, pero se decepcionó rápido.

La invasión de Iraq (2003) y el ingreso de los países bálticos en la Alianza Atlántica (2004) le convencieron de que Rusia nunca sería aceptada como un igual en la liga de naciones democráticas, por lo que optó por el antagonismo en cada uno de los rincones del planeta, desde Europa a Oriente Próximo o Latinoamérica.

"El leitmotiv de la política exterior de Putin no ha cambiado. Su misión era evitar que Rusia cayera al segundo o tercer escalafón. Todo lo que ha hecho desde entonces responde a esa estrategia. Y la verdad es que lo ha logrado. Ese riesgo ya no existe", explica Lukianov, director de la revista Rusia en la política global.

Desde que pronunciara su incendiario discurso en febrero de 2007 en Múnich, en el que acusó a EEUU de intentar crear un mundo unipolar y llevar a cabo acciones unilaterales al margen del derecho internacional, la confrontación con Occidente se convirtió en realidad.

En estos 12 años Putin ha dado un vuelco a la política internacional. Ha forjado una alianza con China, invadido Georgia, reconocido la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, anexionado Crimea, intervenido en Ucrania y Siria y dado luz verde al envío de mercenarios a varios puntos del globo. Además, ante la inacción de la Casa Blanca, se ha convertido en el nuevo árbitro en Oriente Próximo al evitar el derrocamiento de Bashar al Asad, vender armas a Turquía y Arabia Saudí, y reforzar lazos con Egipto, Israel e Iraq.

También ha regresado con fuerza a África por medio de los contratos de armas y en América Latina ha metido el dedo en la llaga del patio trasero estadounidense al apoyar a Nicolás Maduro en Venezuela y a Evo Morales en Bolivia.

"La imagen que tiene Putin en el mundo occidental no se corresponde con la realidad. Putin es parecido a Merkel en que es un pragmático. No le gusta tomar decisiones arriesgadas y es de los pocos líderes que tiene todo el orden mundial en su cabeza. Piensa en términos de geopolítica y en el balance de fuerzas en el mundo. Eso no quiere decir que sus cartas sean las correctas, pero tiene esa visión", destaca.

Occidente intentó castigar a Rusia por Crimea y la intervención en el Donbás con sanciones económicas, pero el resultado no ha sido el esperado, aunque la economía rusa se encuentra estancada desde hace años, los ingresos de los rusos no dejan de caer y la suspensión del tendido del gasoducto Nord Stream 2 es un serio revés para el Kremlin.

"Los intentos de aislar a Rusia no han tenido éxito. Y no porque Rusia sea muy fuerte, sino porque es muy grande y su papel en los asuntos mundiales es demasiado significativo. Aislar totalmente a Rusia es imposible", precisa Lukianov.

Rusia es una potencia regional con aspiraciones globales que tiene problemas sociales y demográficos, pero el experto recuerda que la economía no determina el estatus diplomático y el éxito depende no tanto de la riqueza como de la estabilidad y de la capacidad de resistir las presiones exteriores.

Además, insiste en que son las potencias occidentales las que han perdido peso en el mundo, en especial desde la crisis de 2009, por lo que Putin ha optado por reducir lo más posible su dependencia del exterior, incluso en internet.

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