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Reformas a ritmo caribeño

  • Después de tres meses al frente de Cuba, Raúl Castro modifica con pies de plomo "las prohibiciones excesivas" que no se revisan desde hace años y promete más

Cuando Fidel Castro cedió el trono de la república de Cuba a su hermano Raúl se cerró una etapa en la peculiar historia de la isla caribeña. Desde entonces, todos, especialmente los cubanos más críticos con el régimen comunista, han mirado con lupa cada movimiento esbozado por el nuevo mandatario: unos con la esperanza de que Raúl abra al menos las ventanas para que entre aire fresco, y otros con escepticismo de que no se trate de una versión más moderna del régimen de Fidel.

Desde que Raúl ostenta el cargo de presidente, su carácter presuntamente aperturista ha quedado patente en sus discursos y en sus acciones. En los apenas tres meses que lleva al frente de la isla (más el tiempo que estuvo aprendiendo a la izquierda de Fidel) ha hablado de reformas en la agricultura, ha legalizado la compra de determinados aparatos tecnológicos como ordenadores o reproductores de DVD y se ha mostrado permisivo con los presos comunes conmutando la pena de muerte a 30 encarcelados (aunque siguen quedando al menos 55 ).

"El Gobierno necesita hacer cambios para subsistir y para dar esperanza al pueblo" explica Miriam Leiva, miembro fundadora de Las Damas de Blanco, una organización disidente que lucha por la liberación de presos ideológicos.

En un balance de la gestión desde La Habana, Leiva asegura a este periódico que "Raúl está consolidado en el poder, pero su despegue es lento", el nuevo presidente debe ser precavido porque el "sexteto del buró político tiene una media de 70 años de edad, por lo que son mentes conservadoras que temen perder el poder absoluto del que han gozado hasta el momento", asegura esta cubana.

Son pequeños cambios, pero el nuevo líder de la isla ya anunció que comenzaría por "las prohibiciones excesivas" como podría ser la posibilidad de tener un teléfono móvil o permitir a los cubanos alojarse en los hoteles hasta entonces reservados a los extranjeros.

Además de las reformas anunciadas, algunas incluso ya en vigor, quedan los cambios más profundos esbozados entre líneas por Raúl, los que tienen que ver con las libertades básicas como la ideológica o de movimiento.

En parte del discurso de investidura, Raúl anunció una estructura de Gobierno más compacta y eficiente con el fin de agilizar trámites. La descentralización, según los analistas, podría ser crucial en la eficacia productiva de este país rico aunque poco eficiente.

En cuanto a la libertad de expresión, el presidente de Cuba manifestó que "el Partido Único (...) debe ser más democrático para que todos tengan oportunidad de expresarse" aunque matizó que esa libertad debe estar siempre "en el marco de la ley y el socialismo".

Sólo el discípulo de un orador como Castro haría creíble un razonamiento en el que las palabras "Partido Único" y "democrático" estuvieran en la misma frase, un discurso que "está lleno de huecos" según Leiva, casada con un preso político liberado del Grupo de los 75 encarcelados en 2003.

"La prensa siempre ha estado y estará controlada, ni siquiera se ha insinuado que eso pudiera cambiar. Incluso las pocas críticas que se leen en la prensa oficialista están dictadas desde el Gobierno" en un intento de parecer más democrático, asegura la disidente.

Raúl ha manifestado en numerosas ocasiones que una de sus prioridades es "satisfacer las necesidades básicas de la población", fortaleciendo la economía nacional con el fin de aumentar la producción, especialmente las agropecuarias. Para ello "la tierra y los recursos deben estar en manos de quienes sean capaces de producir con eficacia (...) y reciban la retribución que merecen", por lo que autorizó las ventas de herramientas y materiales agrícolas , aumentó el precio que paga a los agricultores por los productos del campo que tienen prohibido exportar y tiene previsto ceder en usufructo tierras ociosas del Estado "a todos aquellos que quieran producirlas", según anunció Orlando Lugo, Presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños .

"La oposición cubana es pacífica y constructiva", matiza Leiva, "pero eso no significa que no tengamos reivindicaciones básicas que aún parecen lejos" como la participación ciudadana, el respeto a los derechos humanos o la liberación de los presos políticos.

Carmelo Mesa-Lago, catedrático de Economía y Estudios Latinoamericanos, asegura en un análisis realizado para el Real Instituto Elcano que "si Raúl al final hace reformas profundas, habrá un incremento de la producción y el bienestar social, pero si sólo se limita a cambios marginales aumentará la frustración de un pueblo que alberga expectativas de un futuro mejor".

Raúl Castro modifica con pies de plomo las arcaicas prohibiciones que no son revisadas desde hace años. Esperar 100 días para hacer un balance de Gobierno es tradición occidental pero Cuba siempre ha hecho gala de su ritmo caribeño.

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