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El Rey belga prosigue las consultas para resolver la crisis política

  • En los próximos días habrá más consultas antes de que el monarca decida si acepta o rechaza la dimisión del primer ministro Leterme

El rey Alberto II de Bélgica prosigue este miércoles sus consultas en busca de una salida a la grave crisis provocada por la dimisión del primer ministro, Yves Leterme, mientras los partidos flamencos y francófonos se desafían a proponer soluciones.

El Rey está recibiendo durante todo el día a los presidentes de los mayores partidos políticos y, según varias informaciones de prensa, en los próximos días habrá más consultas antes de que el monarca decida si acepta o rechaza la dimisión de Leterme.

Ya se ha confirmado que el monarca recibirá el jueves a los sindicatos, según la agencia Belga.

Alberto II se reunió el martes con los primeros ministros de las tres regiones del país: Flandes, Valonia y Bruselas, así como con el responsable de la comunidad germanófona, lo que era un acontecimiento excepcional dado que era la primera vez que el Rey consultaba a los primeros ministros regionales para solucionar una crisis federal.

Al parecer, el Rey considera la idea que Leterme propuso antes de dimitir consistente en vincular a los presidentes de los ejecutivos regionales en las negociaciones para la reforma del Estado, dado que en las conversaciones sólo participaban los dirigentes de los principales partidos.

Los partidos flamencos abogan por que el Rey nombre a un francófono para formar Gobierno para resolver la crisis, dado que consideran que eran ellos quienes bloqueaban las negociaciones para pactar una reforma estatal.

"Los flamencos y Leterme intentaron lo imposible para obtener una reforma del Estado y es hora de que los francófonos propongan una solución que demuestre que están dispuestos a realizar una descentralización", según ha declarado la presidenta del partido democristiano CD&V, Marianne Thyssen.

Por el otro lado, los francófonos insisten en que Leterme retome su cargo y resuelva la crisis en la que él ha metido al país.

"Podemos tratar sin problemas los asuntos socioeconómicos con el Gobierno actual y buscar mientras tanto tranquilamente una fórmula para solucionar los problemas comunitarios", ha declarado Didier Reynders, líder de los liberales francófonos (MR), el partido más votado en su comunidad.

Los partidos flamencos, y en primer lugar la formación del primer ministro, el CD&V, habían condicionado la supervivencia del Gobierno federal a la conclusión, antes del 15 de julio, de un acuerdo sobre una nueva descentralización del Estado, a la que los francófonos se resisten.

En los casi cuatro meses que estuvo al frente del Gobierno, Leterme había conseguido que los cinco socios de la coalición (democristianos y liberales flamencos y francófonos, y socialistas francófonos) se pusieran de acuerdo sobre el presupuesto y un paquete socioeconómico plurianual, pero no había logrado avanzar en el terreno institucional.

Varios sondeos de diarios revelan que un tercio de los belgas -32,8% de los francófonos y el 36% de los flamencos- quiere que vuelva a gobernar el anterior primer ministro, el liberal Guy Verhofstadt, para sacar al país de la crisis.

Verhofstadt se ofreció a resolver los problemas del país cuando en diciembre del año pasado el Rey le pidió formar un Ejecutivo interino por tres meses para aprobar los presupuestos de 2008 y rebajar la tensión política, después de seis meses en los que Leterme, el vencedor de las elecciones de junio 2007, se mostró incapaz de formar un nuevo Gobierno.

En los próximos días, el Rey tendrá que decidir si rechaza la petición de dimisión de Leterme para pedirle que continúe su mandato hasta junio 2009, al frente de un Gobierno encargado sólo de hacer frente a la crisis económica, o si la acepta.

En caso de que acepte la dimisión de Leterme, podría designar a otra personalidad política para formar un nuevo Gobierno, o podría permitir la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas en el otoño.

El problema es que unas elecciones no serían constitucionales, dado que la corte Constitucional sentenció en mayo de 2003 que el distrito electoral de Bruselas-Halle-Vilvoorde (BHV) no es constitucional y ha otorgado al Gobierno un plazo de cuatro años para solucionar la situación.

BHV engloba a la capital del país y a 35 municipios de mayoría francófona de la periferia que están enclavados en Flandes, donde la única lengua oficial es el neerlandés.

Mientras en Flandes sólo se puede votar a listas flamencas y en Valonia a francófonas, los residentes de BHV pueden optar entre ambas.

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