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Scholz quiere ser el canciller del tripartito antes del 6 de diciembre

  • Socialdemócratas, verdes y liberales alemanes inician la negociación formal para formar Gobierno

El candidato socialdemócrata, Olaf Scholz (izq.), y el copresidente de Los Verdes, Robert Habeck, hablan durante el inicio de la negociación, ayer en Berlín.

El candidato socialdemócrata, Olaf Scholz (izq.), y el copresidente de Los Verdes, Robert Habeck, hablan durante el inicio de la negociación, ayer en Berlín. / CLEMENS BILAN / efe

Socialdemócratas, verdes y liberales alemanes abrieron la negociación formal para lograr la nueva coalición de Gobierno con esa constelación inédita a escala federal y el objetivo de convertir a Olaf Scholz en el nuevo canciller hacia la festividad prenavideña de san Nicolás, que se celebra el 6 de diciembre.

Scholz, el último ministro de Finanzas de Angela Merkel y candidato del Partido Socialdemócrata (SPD) a sucederla, había apuntado repetidamente la voluntad de tener el nuevo Gobierno "antes de navidades". Con el arranque de la negociación formal se aclaró que ello debe producirse "en la semana de san Nicolás", en palabras del secretario general del SPD, Lars Klingbeil.

La alusión a esa fecha tiene en Alemania una significación especial. Por un lado, plasma la voluntad de no eternizarse negociando; por el otro, dejaría a Merkel sin el récord de permanencia en el poder de Helmut Kohl. Para alcanzarlo, debería seguir como canciller hasta el 17 de diciembre.

Los secretarios generales de los tres partidos -Klingbeil, el verde Michael Kellner y el liberal Volker Wissing- especificaron las tres fases de una negociación compleja, coincidieron, destinada a llevar adelante la "modernización largamente postergada" de Alemania, en palabras del liberal.

La cuestión más espinosa es la financiera. Confronta la visión del líder de Partido Liberal (FDP), Christian Lindner, aspirante a ministro de Finanzas y defensor de la línea de austeridad, y la del copresidente de los Verdes, Robert Habeck, partidario de flexibilizar el Pacto de Estabilidad de la UE.

El preacuerdo suscrito entre los tres potenciales aliados, base para la negociación formal, deja margen a interpretaciones.

No habrá subidas de impuestos -una de las líneas rojas del FPD- ni se cambiará un Pacto de Estabilidad que "ya ha demostrado su flexibilidad" y "sobre cuyos fundamentos queremos garantizar el crecimiento sólido y unas inversiones sostenibles y ecológicas".

La formulación es suficientemente abierta -o ambigua- como para que pueda leerse en ella una victoria anticipada de Lindner o una mano tendida a Habeck.

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