La guerra entre cárteles por el control en México dio un nuevo giro el pasado lunes, cuando un grupo armado secuestró a seis hombres en un restaurante, uno de ellos con un padre famoso: Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijo del capo en prisión Joaquín El Chapo Guzmán.

Guzmán Salazar fue secuestrado la noche del lunes al martes por el cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), un violento grupo que surgió hace seis años y que libra una lucha con el poderoso cártel de Sinaloa, liderado por El Chapo. "Las investigaciones nos han conducido a la muy avanzada identificación de algunos de los sujetos que perpetraron esta acción y los vínculos de los mismos nos llevan a afirmar que pertenecen a este grupo delictivo (CJNG)", dijo el fiscal de Jalisco, Eduardo Almaguer, al confirmar los hechos.

El hijo de Guzmán se encontraba con otros miembros del cártel de Sinaloa en el restaurante La Leche, en Puerto Vallarta (Jalisco), celebrando un cumpleaños. Nada lo hizo sospechar que una organización rival a la suya atacaría en ese momento. Almaguer dijo que el secuestro es parte de la lucha entre cárteles, que se disputan el control de las rutas para el tráfico de droga. Sin embargo, la historia entre el CJNG y el Cártel de Sinaloa es un poco más complicada.

Nacidos tras la fractura del cártel del Milenio, el CJNG se erigió como el brazo armado del cártel de Sinaloa, con el que mantenía una alianza contra los Los Zetas. Este acuerdo se rompió hace un par de años y ahora el CJNG ha expandido su territorio, sobre todo en los estados del suroeste y sureste de México. Para los expertos, la captura de El Chapo el pasado enero, tras fugarse el año pasado de una prisión, pudo haber envalentonado al cártel de Jalisco y llevarlo a secuestrar a uno de los hijos del capo. Un fuerte golpe no sólo para la familia de Guzmán, sino para su grupo criminal.

Guzmán Salazar, de 29 años, es considerado por las autoridades como uno de los principales líderes del cártel de Sinaloa, junto a su hermano mayor, Iván Archivaldo Guzmán, conocido como Chapito. Aunque algunas versiones apuntaban a que éste también había sido secuestrado en el restaurante, Almaguer sostuvo que no tienen indicios de eso.

Almaguer explicó que Guzmán Salazar y sus acompañantes no estaban armados cuando se los llevaron del restaurante. Algunos expertos ven este hecho una muestra de que el poder del Cártel de Sinaloa ha decaído, una idea que se refuerza por sucesos anteriores. ¿Qué hará el cártel de Sinaloa? En los medios se especula que es posible que se encuentren en medio de una negociación para conseguir la liberación de Guzmán Salazar y sus otros cinco miembros, lo que explicaría la aparente inacción de la organización. Con o sin negociación, la respuesta no debería tardar y puede que, como todas las disputas entre mafias, llegue teñida de sangre.