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Un ataque israelí destruye la sede del Ministerio de Interior en Gaza

  • El cuarto día de ofensiva militar en la Franja se salda con la muerte de cuatro palestinos · Los expertos sostienen que la actual escalada de violencia anula toda posibilidad de reanudar el proceso de paz

Israel prosiguió ayer con su ofensiva militar, por cuarto día consecutivo, en la Franja de Gaza en represalia por el lanzamiento de cohetes Qassam. En los ataques murieron cuatro palestinos. La última víctima es una mujer de 52 años, Haniya Abd al Jawad, que falleció en la Franja en un bombardeo israelí contra un edificio que hasta hace unos meses era la sede del Ministerio de Interior del depuesto Gobierno islamista de Ismail Haniya.

El edificio estaba vacío y la mujer, así como una treintena de heridos en el ataque, se hallaban en una boda cercana, según Muawiya Hasanin, director del servicio de ambulancias en Gaza.

Según distintas versiones, uno de los cohetes disparados contra el edificio cayó cerca de donde se celebraba la boda.

La Fuerza Aérea israelí también bombardeó ayer dos bases de organismos relacionados con Hamas y su brazo armado, en el norte y el sur de la Franja de Gaza.

Estos últimos bombardeos de instalaciones vinculadas con el movimiento islámico palestino forman parte de las medidas aprobadas el jueves por el ministro de Defensa, Ehud Barak, para incrementar la presión sobre las milicias y "persuadirlas" de que dejen de disparar contra territorio israelí sus cohetes, sólo ayer unos cuarenta.

"No será fácil, no ocurrirá este fin de semana, pero pondremos fin a los cohetes", advirtió Barak a la población de Sderot, la más castigada por los cohetes artesanales palestinos.

El de ayer fue el cuarto día de una ofensiva militar israelí contra los lanzadores de cohetes que ha causado hasta ahora 36 muertos, la mayoría milicianos pero también algunos civiles.

Además de la mujer, ayer murieron dos milicianos de una cuadrilla de cohetes en un ataque aéreo israelí en el campo de refugiados de Jabalia, y un tercer miliciano de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa (brazo armado de Al Fatah) en una redada del Ejército judío en el campo de refugiados de Balata, próximo a la ciudad cisjordana de Nablús.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) exige el cese de las operaciones israelíes en Nablús para detener a extremistas, mientras que Israel alega que aún es pronto para confiar enteramente en la nueva fuerza policial palestina, entrenada por instructores occidentales, que está desplegada en esa ciudad cisjordana desde noviembre pasado.

Esta muerte pone en duda lo afirmado anteriormente por el ministro palestino del Interior, Abdul Razzak Yehya, según el cual todos los miembros de las Brigadas habían entregado sus armas y acordado detener las actividades dirigidas contra Israel.

La intensificación de la operación del Ejército israelí en la Franja de Gaza no ha conseguido hasta ahora mermar el número de cohetes disparados, unos 165 desde el martes, que han herido al menos a15 personas.

La escalada de violencia, de consecuencias imprevisibles, en la que están enzarzados Israel y Hamas hace correr el riesgo de frustrar cualquier negociación de paz entre la ANP y el Estado judío.

"Israel persigue un doble objetivo: limitar al máximo los disparos de cohetes y debilitar a Hamas", considera el especialista militar Shlomo Brom. "Esto se puede realizar a condición de evitar una escalada incontrolada de la violencia, golpeando con fuerza, lo que por otra parte anularía toda posibilidad de reanudar el proceso de paz", agrega.

Según este antiguo jefe del Departamento de Planificación del Ejército, la única posibilidad es "un alto el fuego con Hamas", que Israel podría obtener si sus responsables tuviesen el valor de elegir esta opción estratégica.

Por primera vez, estos disparos de cohetes lanzados contra el sur israelí fueron reivindicados por Hamas. El movimiento islamista defiende la lucha armada contra el Estado judío y reclama su desaparición, al tiempo que se declara dispuesto a firmar una tregua.

Sin embargo, el Gobierno es muy reticente a lanzar al Ejército en una operación de envergadura que, según el Estado Mayor, se saldaría con importantes pérdidas por parte israelí y obligaría a las Fuerzas Armadas a ocupar durante varios meses zonas enteras de la Franja de Gaza.

Durante una discreta visita el jueves, el primer ministro Ehud Olmert aseguró a los habitantes de las localidades israelíes cercanas a la Franja que el Ejército continuaría con los ataques para que cesen los disparos de cohetes.

Por parte palestina, el portavoz de la Presidencia, Nabil Abu Rudeina, afirmó el mismo día que "los ataques y la escalada militar de Israel están destinados a minar las negociaciones de paz palestino-israelíes". Abu Rudeina hacía alusión a las conversaciones entre ambos entabladas tras la conferencia de Annapolis (EEUU) en noviembre y la reciente visita a Israel y Cisjordania del presidente norteamericano, George Bush, quien desea que estas negociaciones desemboquen en un acuerdo de paz este año.

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