La Policía británica dejó en libertad este martes a nueve de los doce hombres arrestados en una operación llevada a cabo contra el terrorismo islamista hace dos semanas. De los detenidos en las redadas, realizadas en el noroeste de Inglaterra, sólo dos permanecían esta noche bajo investigación, ya que otro más fue trasladado tres días después de su arresto a las dependencias de la agencia de fronteras británica.

Los sospechosos estaban acusados de pertenecer a la red de Al Qaeda y, según anunció tras las detenciones el primer ministro Gordon Brown, planeaban un "gran complot terrorista". Entre los doce arrestados figura sólo un británico, por lo que los nueve liberados ayer fueron puestos a disposición de las autoridades de inmigración, indicó la Policía de Manchester en un comunicado.

Todos ellos son de origen paquistaní y se encontraban en territorio británico con visados de estudiante. Sus edades oscilan entre los 22 y los 38 años y las autoridades ni siquiera han necesitado completar el tiempo máximo de detención sin cargos de 28 días, ya que al decimotercero han decidido liberarles aparentemente por falta de pruebas, según informaciones del diario The Times.

El Ministerio del Interior apuntó que el objetivo ahora es deportar a los hombres liberados. Sin embargo, ni el Gobierno ni la Policía aclararon por qué finalmente los detenidos no se enfrentarán a cargos relacionados con el terrorismo en Reino Unido.

Las detenciones estuvieron rodeadas de polémica no tanto por la importancia de la operación como por el hecho de que se vio precipitada por el despiste de un alto oficial de Scotland Yard. El oficial Bob Quick, subcomisario experto en la lucha contra el terrorismo, dejó ver una carpeta que incluía el nombre de los sospechosos cuando se dirigía a las oficinas del primer ministro, lo que terminó costándole críticas y su propio puesto de trabajo.