Ser demócrata en Randolph no debe ser fácil, después de que el 96% de los casi 500 habitantes del pequeño pueblo en el norte de Utah votasen republicano en las últimas elecciones presidenciales. Algo parecido sienten los republicanos en el mayor feudo demócrata: Hollywood.

De nada sirve que el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, sea uno de ellos, o que uno de los ex presidentes más apreciados, Ronald Reagan, fuera actor antes que político. Tampoco alivia que Charlton Heston, John Wayne o James Stewart, en su día grandes defensores de los republicanos, tengan asegurado el relevo en figuras como James Caviezel, Mel Gibson, Jon Voight, Sylvester Stallone o Chuck Norris.

Muy a su pesar, los republicanos en Hollywood son carne de desprecio y sobre todo de burla, especialmente entre los comediantes y humoristas, que en su mayoría se inclinan por el Partido Demócrata.

A pesar de todo ello, incluso de las consecuencias negativas que puede traer el hacer públicas las tendencias políticas conservadoras en la meca del cine, algunos se atreven a "salir del armario". Un reducido grupo de artistas republicanos cree que sus valores morales pesan más que una carrera de éxito o el "qué dirán".

Es el caso de la actriz Kathy Wittes, miembro del grupo Congreso Republicano de Hollywood, que se siente odiada por hablar abiertamente de sus creencias religiosas y por su rechazo al aborto. "La gente se agrupa de acuerdo a sus valores y arropa a quienes los comparten", explica.

Wittes cuenta que hace poco, en una clase de interpretación, escuchó a sus compañeros mofándose de sus inclinaciones políticas. "Uno intentaba defenderme diciendo: No, ella es una excelente persona como para ser republicana'".

Ser republicano, explica, es en sí "ya una ofensa". "En Hollywood, si eres republicano eres una persona mala sin importar las razones. Si eres republicano, eres el enemigo. Si no compartes sus valores, formas parte de la lista negra", afirma con vehemencia.

La joven actriz, que trabajó en la comedia Cake, a wedding story, asegura que ha sido testigo de cómo incluso en una entrevista de trabajo se solicitaba como requisito indispensable " el no ser republicano".

Por eso, a la hora de los castings, muchos jóvenes actores conservadores esconden sus inclinaciones políticas. No es el caso del mexicano Eduardo Verástegui, que está dispuesto a luchar por sus ideas de forma abierta y sin importar el peligro que pueda correr su futuro profesional.

Recientemente hizo público su apoyo a John Mccain: "Es pro-vida como la mayoría de los hispanos". Además señaló que sólo el ya ex candidato republicano tiene claro que el matrimonio debe ser definido como "una unión sagrada entre un hombre y una mujer".

Según Mark Vafiades, actor y presidente de Congreso Republicano de Hollywood, comentarios como los de Verástegui pueden llevar a un ostracismo impune en el mundo del celuloide, por eso él es más discreto e intenta no mezclar el trabajo con la política.

"Los liberales en Hollywood hablan abiertamente de sus creencias, pero no respetan a los demás. Asumen que todos son liberales y realizan comentarios desdeñosos. Dice que los liberales presumen de ser abiertos para discutir ideas, pero desafortunadamente, no es el caso". "No se puede tener una discusión normal sobre asuntos políticos sin que se acaloren. No es justo que no podamos expresarnos, no hay libertad de expresión en Hollywood", afirma este actor que en reiteradas ocasiones ha sido elegido para interpretar el papel de policía.

Larry Weir, compositor, productor y escritor, también forma parte de este reducido grupo de artistas en Hollywood que es republicano sin reservas, pero teme expresar sus ideas explícitamente en círculos no republicanos: "Te miran como si fueras un extraterrestre", resalta.