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El presidente sudanés desafía a la Corte Penal Internacional

  • Omar al Bachir afirma que no aceptará las resoluciones de la CPI, que el miércoles decide si dar curso a una petición para arrestar al gobernante por su presunta implicación en crímenes de guerra

El presidente sudanés, Omar al Bachir, menospreció este martes a la Corte Penal Internacional (CPI) y afirmó que nunca aceptará sus resoluciones, que considera que van dirigidas contra la seguridad y la estabilidad del país. 

Al Bachir desdeñó a ese tribunal en la víspera de que se conozca si la CPI, con sede en La Haya, dará curso a una petición para que el gobernante sudanés sea arrestado por su presunta implicación en crímenes cometidos en la guerra de Darfur. 

El gobernante, de 64 años, que llegó al poder mediante un golpe militar que encabezó el 30 de junio de 1989, dijo que no está dispuesto a "postrarse" ni "inclinarse" contra la CPI, un tribunal al que describió como "un enemigo de Dios". 

"Juro por Dios que no nos vamos a inclinar (ante la CPI), y que sólo nos vamos a postrar ante Dios", afirmó Bachir en un discurso que pronunció ante miles de personas en esta localidad del norte del país, que le aclamaron con gritos de "Alá es grande". 

El fiscal jefe de la CPI, el argentino Luis Moreno Ocampo, quiere llevar ante el tribunal a Al Bachir, al que acusa de genocidio y de crímenes de guerra y de lesa humanidad durante el conflicto de Darfur, que estalló en el 2003. 

Varios grupos rebeldes luchan en esa zona contra el Ejército y milicias gubernamentales, las "Yanyauid". El conflicto ha causado unos 300.000 muertos y cerca de 2,5 millones de desplazados, según cálculos de la ONU. 

De confirmarse la orden de detención, será la primera vez que un presidente en ejercicio es procesado judicialmente por un tribunal internacional permanente, y Al Bachir será el primer gobernante cuya detención ordena la CPI desde su creación, en 2002. 

En la víspera del anuncio desde La Haya, Al Bachir encabezó un acto público en el que describió las obras hechas por su régimen en el país y el castigo que ha recibido de la comunidad internacional por su papel en la guerra de Darfur. 

Vestido con traje oscuro, sin corbata, con una gorra blanca y agitando continuamente un bastón, Al Bachir despreció cualquier resolución que emita contra él la CPI. 

"Dejémosles que hagan pública una resolución, o dos, o diez. No nos importan en absoluto esas resoluciones", afirmó el gobernante en esta ciudad, unos 350 kilómetros al norte de Jartum, cerca de la frontera con Egipto. 

"Dejemos (al tribunal) que ponga en remojo estas resoluciones y que se beban el agua", agregó Al Bachir utilizando términos de un célebre proverbio árabe. 

Al Bachir viajó a Marwi para inaugurar una gran presa en el río Nilo, financiada con fondos árabes de Arabia Saudí, Kuwait y Qatar, y construida por expertos chinos y de otros países. Algunos de ellos estaban en primera fila mientras escuchaban al presidente. 

"Las resoluciones de la CPI tienen como objetivo Sudán, su estabilidad y su seguridad, y nuestra respuesta a esas resoluciones será la de hacer más obras en el sur y en el norte el país", añadió el presidente sudanés. 

Su discurso estuvo interrumpido con gritos religiosos. Entre la multitud había un muñeco de trapo con el nombre de Moreno Ocampo que fue quemado cuando el presidente acababa su mensaje. 

Al Bachir se quejó de que Estados Unidos y otros países occidentales han intentado bloquear la economía de Sudán desde que él llegó al poder en un golpe militar. 

Recordó que esas medidas internacionales han incluido el embargo de petróleo, la prohibición de vender armas a Sudán y otras sanciones económicas. 

"Nuestra respuesta a todo ha sido explorar pozos de petróleo, fabricar nuestras propias armas y buscar la autosuficiencia alimentaria", añadió el gobernante. 

"Este bloqueo económico -insistió- buscaba que Sudán se colocara de rodillas, pero sólo nos vamos a postrar ante Dios". 

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