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Los sensores de la mina turca dieron la voz de alarma dos días antes del accidente

Los sensores de la mina de carbón turca en la que fallecieron 301 mineros la semana pasada alertaron dos días antes del accidente de una concentración inusual del gas tóxico monóxido de carbono (CO), informó ayer el diario Hürriyet.

La Policía turca ha detenido a 25 personas, entre ellas altos responsables de Soma Holding, la empresa gestora de la accidentada mina de carbón de Soma, en la zona occidental del país. Los detenidos son sospechosos de homicidio "por negligencia y descuidado" en el accidente minero más grave de la historia de Turquía.

"Miro a esta mina como si mirase la tumba de mis amigos", dice Nihat Celik, un trabajador que sobrevivió al siniestro. Se arriesga con sus declaraciones a la cadena de televisión CNNTürk a no volver a trabajar en ese yacimiento, pese a asegurar que no tiene más opción que bajar de nuevo al pozo. "No quiero que mis hijos sean huérfanos, como los de mis amigos. Pero no tengo otra opción. Tengo que bajar a la mina de nuevo, si alguien no me echa una mano. Debo pagar el alquiler y las deudas con el banco. Tengo un salario de 740 liras (240 euros)", explica el trabajador.

Otros muchos callan porque temen perder el trabajo y confían en que la tragedia haga que las cosas mejoren. "Recibimos un bono por cada dos kilos de carbón extra que producimos. Todos dependemos de ese bono. A pesar de nuestras advertencias, los jefes nos decían que debíamos seguir trabajando. Las medidas de seguridad no se tomaban en serio. El carbón que extraíamos en los últimos días estaba tan caliente que quemaba en las manos", cuenta.

El carbón caliente en un espacio cerrado aumenta el monóxido de carbono.

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