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Adiós al creador de la imagen de la 'nouvelle vague'

  • El director de fotografía Raoul Coutard fallece en París a los 92 años

Coutard (izquierda) y Godard caminan tras Belmondo y Seberg, la pareja protagonista de 'Al final de la escapada'.

Coutard (izquierda) y Godard caminan tras Belmondo y Seberg, la pareja protagonista de 'Al final de la escapada'. / .

Cuando llegó la nueva ola, él ya estaba allí. No obstante, la historia ha puesto a Raoul Coutard, fallecido ayer en París a los 92 años, en el epicentro de la nueva impronta visual del cine moderno europeo (nunca se marchó a Hollywood), como abanderado de las audacias y rupturas que la luz y la cámara, por fin desencadenada, no se habían permitido hasta entonces en una cierta tendencia del cine mundial.

Después de pasar por el ejército, trabajar como reportero en Vietnam o ganarse la vida haciendo fotonovelas, Coutard presentó sus credenciales en el cine galo de los 50 para eclosionar experimentando libremente con la luz y el movimiento, siempre contra la norma, enÀ bout de souffle de Godard. Pero aquel trabajo convulso y callejero sólo era el inicio de una modulación constante de la imagen en la que acompañaría a los grandes autores de una generación: con el blanco y negro en Vivir su vida, Une femme mariée, Alphaville, No disparen sobre el pianista, Jules y Jim, Crónica de un verano, Lola y, ya tardía y fantasmalmente, con Garrel en El nacimiento del amor; con el color significante, intenso y esencial en Une femme est une femme, El desprecio, Pierrot le fou, La chinoise o Prénom Carmen, todas junto a Godard, o en Z, de Costa-Gavras, Le crabe-tambour, de su descubridor Schoendoerffer, o Max, mon amour, de Oshima.

Coutard, que también dirigió tres películas (Hoa Binh, La Légion saute sur Kolwesi y SAS à San Salvador), aborrecía el academicismo, sus trucos y efectos y apostó siempre por lo "fácil", por una cierta torpeza auténtica antes que por el refinamiento técnico. Para ello se sirvió de las cámaras ligeras, la película ultrasensible y la iluminación rebotada, ambiental y flexible. La calle y los escenarios naturales vibraron ante su cámara con una nueva intensidad documental y la fotogenia de los jóvenes rostros (y nucas) nuevaoleros definiría para siempre la imagen de una generación.

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