Crítica 'Jimmy P.'

Arte de la extracción

Jimmy P. Drama, Francia, EEUU, 2013, 114 min. Dirección: Arnaud Desplechin. Intérpretes: Benicio Del Toro, Mathieu Amalric, Gina McKee, Larry Pine, Joseph Cross, Gary Farmer.

Hace bastante tiempo que se quiere jubilar, e incluso asesinar por la espalda, a Arnaud Desplechin una vez que los servicios prestados a la cinefilia han parecido suficientes, y ésta no espera más de él. Jimmy P., sin embargo, no nos pareció una inmerecida coda, ni tan siquiera un canto de cisne como otras voces apuntaron, sino una primera zancada hacia otro lugar, puede que en dirección a un cine más flemático y menos agitado.

Que esta sensación coincida con su primera aventura norteamericana es sin duda problemático, ya que el legendario imán hollywoodiense pone en duda cualquier visión definitiva sobre el futuro del cineasta. Sea como fuere, no echamos de menos aquí ni la coralidad apabullante ni el montaje lisérgico de Un conte de Noël o RoisetReine; y si algo nos sobró fue precisamente su actor fetiche, Mathieu Amalric, no tanto por su actuación como por aparecérsenos como una rémora plástica y física (es el único intérprete que parece disfrazado) que impide alcanzar una mayor libertad tanto al cineasta como al espectador.

Y es que Jimmy P. es un filme de una extraña fluidez, donde Desplechin parece finalmente alcanzar la musicalidad de su admirado Truffaut (cuya inconfundible presencia se deja notar en las escenas entre el psicoanalista y su amante), saltando entre tiempos, acercando imágenes de distinto estatuto y abriéndolas en capas como frutas maduras. Sobre ellas, la historia de los hechos reales, el caso del indio nativo (Del Toro, por fin) sometido a la ortodoxia freudiana, también es sometida a ese sutil tratamiento de choque que anuncia una compleja solidaridad: entre recuerdos, entre hombres, entre palabras. Desplechin sabe que psicoanálisis y cine compartieron en su día delirio a contracorriente, el de devolver el aura a la palabra en el siglo de la deconstrucción; ésa es la senda que lleva tiempo arando el francés, y en Jimmy P. ha logrado al menos que todo el batallón de espectros de sus películas anteriores encontrara encarnadura.

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