Retazos de pura vida

Mazùt | Crítica de Teatro / Circo

Los protagonistas de Mazùt, que vuelve esta noche al Teatro Central
Los protagonistas de Mazùt, que vuelve esta noche al Teatro Central

La ficha

**** ‘Mazùt’. Baro d’Evel. Autores y directores: Camille Decourtye y Blaï Mateu Trias. Intérpretes: Julien Cassier y Claire Lamothe. Colaboradores: Benoît Bonnemaison-Fitte, María Muñoz y Pep Ramis - Mal Pelo. Iluminación: Adèle Grépinet. Sonido: Fanny Thollot. Vestuario: Céline Sathal. Asesoramiento musical: Marc Miralta. Ingeniero sistema de gotas: Thomas Pachoud. Lugar: Teatro Central. Fecha: Viernes 12 de mayo. Aforo: Tres cuartos.

Cuando tenemos que realizar un trabajo largo y difícil, el único modo de no caer en la depresión es dividirlo en pequeñas partes, tareas arduas, pero finitas, en las que tratamos de poner lo mejor de nosotros mismos.

Y eso es justamente lo que hacen los dos personajes de Mazùt (’cambio’ en ruso y en griego). Cuando la vida los sobrepasa, él se oculta bajo una cabeza de equino y ella, ambos, se concentran hasta las últimas consecuencias en sus objetivos, aunque este sea caerse –pero caerse bien– y rodar por el suelo, sentar al compañero en una silla o poner latas para intentar remediar unas persistentes y musicales goteras.

Mazùt no es más ni menos que eso: un hermoso y complejo fresco, hecho de diferentes lenguajes y recursos artísticos, que se descompone en mil retazos de vida cotidiana, vividos con la seriedad y la presencia total con la que viven los niños.

En cada una de sus escenas cabe, pues, la violencia y la ternura, el absurdo –con momentos verdaderamente hilarantes– y la más alta poesía. De vez en cuando, además, sus directores nos hacen alejarnos de los personajes, como en un zoom, para tener visiones tan extraordinarias como la del gigante de papel con cabeza de caballo o esa lámina enorme, hecha de retazos de papel, que se mueve como la vela de un barco.

Todo ello con el sello de sutileza y de perfección que distingue a Baro d’Evel, una compañía que nos conquistó en este mismo teatro con sus piezas anteriores, Là y Falaise, y que utiliza el teatro y las técnicas circenses junto a la mejor danza –con la colaboración de Mal Pelo, que no es poco– y a las artes plásticas para crear belleza y emoción.

Algo que no sería posible sin unos intérpretes de primerísima categoría. Es la primera vez que los creadores de Baro d’Evel, la francesa Camille Decourtye y el catalán Blaï Materu Trias, traspasan su trabajo a otros dos actores (Mazùt es la reposición de la pieza que crearon e interpretaron ellos mismos en 2012) y no podían haber elegido mejor.

Julien Cassier y Claire Lamothe son dos artistas completos y realmente extraordinarios que, además, hacen el esfuerzo de decir los textos en español,

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