Crítica de Música

Brillos y sombras de Francia

Original programa, aunque de interés musical desigual, el diseñado por Michael Thomas para este nuevo concierto de nuestra venerable orquesta, que parece va ganando poco a poco en apoyo del público a la vista de la cantidad de asientos ocupados. Buena noticia, porque la casi centenaria agrupación necesita ahora más que nunca, cuando abre sus programas a la música de cámara, el soporte de los aficionados sevillanos para seguir creciendo en presencia cotidiana en las carteleras sevillanas y acabar con la incertidumbre que ha sido, desgraciadamente, una de sus señas de identidad.

La infrecuente Petite Symphonie de Gounod, escrita para flauta, dos oboes, dos clarinetes, dos fagotes y dos trompas, alcanzó una brillante interpretación de la mano de unos estupendos solistas cuyos sonidos empastaron con calidez y con densidad tímbrica, estableciendo también jugosos diálogos en un Andante cantabile en el que cabe destacar el delicado legato de la flauta de Luis Orden. Thomas imprimió desde el primer compás un ritmo vivo y animado que cerró una versión llena de color y alegría.

Desigual respuesta orquestal y brillante presentación de Isabel Jiménez

Fue una gran satisfacción comprobar el alto nivel como violinista de la joven Isabel Jiménez Montes, quien, tras superar algunas vacilaciones tonales iniciales, firmó una brillante versión del concierto de Mendelssohn, con sonido poderoso y luminoso, fraseo lleno de fuego y sobradas cualidades en materia de agilidad.

Con sonido romo y de desigual empaste en las cuerdas, la sesión se cerró con una insulsa y plana sinfonía.

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