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Cultura

Dibujantes en el punto de mira

  • El atentado terrorista en París contra la redacción del semanario 'Charlie Hebdo' lleva a los humoristas gráficos a una reflexión sobre la libertad de expresión y los fanatismos.

Dos embozados sostienen sus metralletas en la viñeta publicada ayer por Esteban en los diarios del Grupo Joly: "Para que veáis que se puede dar réplica sin tener que andar tocando ninguna susceptibilidad", escribe el dibujante. Puebla, en Abc, muestra una metralleta que dispara lápices de colores, mientras que Ricardo, de El Mundo, muestra cómo un reguero de sangre sube hasta una media luna que está junto a un Dios que mira de soslayo. Son algunas de las respuestas de los humoristas gráficos ante el atentado de París en la sede del semanario Charlie Hebdo, que costó la vida a doce personas por publicar una serie de viñetas de Mahoma.

El granadino Javier Martín, responsable de la revista satírica El batracio amarillo, está aún con un escalofrío en el cuerpo. "Han instalado el miedo de repente", afirma el humorista de Motril. Cuando hace años se publicó la caricatura de Mahoma en Dinamarca, entre los dibujantes de El Batracio Amarillo corrió la idea de publicar un número entero sólo con caricaturas del profeta. "Es la única vez en toda mi trayectoria que dije que no, que dejáramos el tema pasar, que yo por supuesto no iba a censurar el trabajo de nadie, pero que dedicar un número en exclusiva para meter más los dedos me parecía excesivo, sobre todo teniendo en cuenta que es gente con la que no puedes razonar, la bandera de la religión es sólo una excusa", recuerda.

En este caso, el atentado de París viene a ratificar que el humor es una cosa seria. La revista Mongolia reproducía las viñetas de Charlie Hebdo en internet como homenaje a las víctimas. El Batracio también ha tocado el tema de los fundamentalismos, aunque su director confiesa que estar radicados en Granada puede en cierto modo aportar un plus de tranquilidad para abordar temas que, directamente, pueden costar la vida como se ha visto estos días. "Nadie está libre de ese riesgo, y si estas publicaciones hubiesen salido en un sitio como Madrid y hubiesen acabado en manos de algún indeseable podría habernos acarreado problemas", señala Martín, aunque en el caso de su revista los dibujantes están distribuidos por España, "con lo que somos como células itinerantes, tenemos la misma metodología, pero armados con rotuladores", ironiza.

A los colegas fallecidos en París dice que los conocía sólo por referencias. "El gremio de los dibujantes es alucinante, levantarse todos los días y tener que hacer un chiste provoca una angustia que la gente no se imagina. Lo que ha pasado es como si le pegan un tiro a Forges o a Ibáñez", afirma rotundo para retratar lo que habría supuesto en España un atentado de estas características.

En su caso, después de 20 años acudiendo a su cita con el lector, ha cosechado alguna denuncia que otra, sobre todo procedentes del mundo de la política. "Hemos sido los primeros indignados, en su momento denunciamos que un alcalde de Motril se había gastado 300.000 pesetas en quisquillas, lo que desembocó en un juicio en el que el propio juez se rió. El alcalde en cuestión nos denunció por llamarle "quisquilloso" y "desmayao" y en el juicio defendimos que una persona que se gasta este dineral en quisquillas, etimológicamente, es un quisquilloso, y además tenía que estar desmayao porque hay que tener mucha hambre para gastarse este dineral en gambas. Pero en lugar de sacarle los colores a ese señor nos los sacaron a nosotros".

En temas religiosos no han tenido mayores problemas, y eso que, habitualmente, tocan cada año temas como la Semana Santa. El Batracio Amarillo ha llegado a publicar una viñeta con un Jesucristo en su trono vestido de traje, "una manera de criticar la frivolidad de que los chavales vayan debajo de un trono vestidos y guapeados, porque van más a lucirse que a homenajear a Dios". Según su experiencia, es un tema que se puede tratar directamente; el riesgo es enfadar a un lector o que se caiga un anunciante, "porque siempre que uno se pronuncia se acaba pagando un tributo, algo que también tiene que tener claro el lector".

Por su parte, el humorista gráfico de los diarios del Grupo Joly Esteban recalca que, pese a la indignación que recorre su gremio, "es el momento de ser generosos y de defender el islam, el cristianismo y las ideas de todos por encima de los salvajismos". El atentado parece señalar que hay dos concepciones del mundo enfrentadas a muerte. "Pero no es una guerra entre dos religiones, estamos enfrentados a gente del cromagnon, no a la gente que va a la mezquita y que en el fondo venera al mismo Dios que nosotros".

Esteban se declara defensor de la "autocensura" que impone el respeto, aunque "no por cobardía". "Quizás porque no he vivido el franquismo es una palabra que uso con mucha naturalidad porque, al fin y al cabo, escribir o manifestarte es un acto selectivo y, cuando eliges contra quién, te planteas en primer lugar si eres justo. Al fin y al cabo los dibujantes parece que somos unos moralistas, se nos ha atribuido una función que probablemente está por encima de nuestra capacidad, con lo que como mínimo tenemos que intentar ser justos con los demás y ejemplares con nosotros mismos", señala.

Cuando en El Jueves salió la famosa portada con los Príncipes de Asturias en pleno acto sexual -que fue retirada por el juez- hubo una avalancha de solidaridad con la revista, pero Esteban fue de los pocos que se manifestó en el sentido contrario, precisamente en defensa de su oficio. "Me parecía una portada inapropiada", señala. "Don Felipe y doña Letizia salían en una explícita postura sexual que humillaba a dos personas que no tenían nada que ver con el tema que se estaba criticando, que era la decisión política de Zapatero de otorgar un cheque-bebé". Así que una de las máximas de Esteban cuando se enfrenta al temido papel en blanco es que el ingenio, si se tiene, se impone sobre el mal gusto y ayuda a respetar a las personas. "Si a alguien le parece que este Rey no es honesto me parece perfecto criticarlo, pero éste no era el caso", apunta un autor que sigue esa máxima de Concepción Arenal de odiar el delito y compadecer al delincuente. En su opinión, "cuando alguien hace algo mal hay que pensar más en el delito que en el quién lo comete, aunque es cierto que hay gente mala por naturaleza, como los responsables de este atentado".

En su caso, ya que suele tratar temas políticos, sostiene Esteban que hay veces que hace viñetas y no sabe por dónde tirar porque lo que retrata es la pura realidad, por lo que hay que ser tan excéntrico como para llegar al absurdo, que es el material con el que trabajan los dibujantes. "Hay veces que te lo ponen difícil por lo fácil que te lo ponen ellos", afirma sobre esos días en que los chistes van en la portada del periódico. "Lo que ha dejado claro el atentado de París es que los extremistas asesinan, pero el humor les hiere".

En España, el recientemente fallecido Máximo se permitió durante décadas pasar de profetas e intermediarios y dibujar directamente a Dios sin mayores problemas. Para Esteban, esta iconoclastia procede en parte de la época del franquismo, cuando la religión era un tema tabú. Así que Esteban reflexiona y apunta que, quizás, lo que hiere más es que un occidental arremeta contra el islam, y recuerda que en Irán hay series de humor que se mofan del Estado Islámico y de Al Qaeda, aunque sea algo de consumo interno. "Lo que no soporta un cristiano es que un musulmán se mofe de su religión, y al revés, así que lo que hacía Máximo no escocía".

El dibujante granadino Ozeluí, que forma parte desde hace años del equipo de El Jueves, destaca que una vez más se demuestra que el sentido del humor chirría con el fanatismo. En su opinión, la revista Charlie Hebdo ha tenido el valor de mofarse de los representantes cristianos, judíos o musulmanes, "aunque al final sólo te juegas el pellejo con estos últimos". "Es un problema grave que no se soluciona con buena voluntad u oponiendo los pinceles a las metralletas", señala el responsable de tiras como la de Curro Córner, que ya forma parte de la historia del humorismo.

Ozeluí no ha tratado temas religiosos en su obra, aunque sí ha retratado una parte del panorama político en su serie protagonizada por un alcalde corrupto, que era una especie de Frankenstein con rasgos de algunos de los regidores menos honorables del país. Pero no era un personaje concreto, con lo que ningún político le puso una denuncia furibunda. Eso sí, en una ocasión, recibió la llamada de un señor de Canarias para explicarle que en su pueblo había pasado una cosa exactamente igual que en un episodio del alcalde corrupto que se había inventado. Era una historieta en la que el alcalde se llama a sí mismo por teléfono para encargar la iluminación de Navidad a una empresa que era de su propiedad...

Con todo, España también tiene una lista de caídos en acto de servicio en el mundo de la viñeta tras el atentado terrorista con paquete-bomba de 1977 en la redacción de Por Favor, en el que resultó muerto el trabajador Joan Peñalver. En este caso, los extremistas se llamaban Triple A, pero la intolerancia era la misma que 37 años después se ha llevado la vida de una docena de personas en la redacción de Charlie Hebdo.

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