Cultura

Un Drácula con mucha guasa

  • Alfonso Azpiri y Forges publican una versión de la historia escrita por Bram Stoker, primera entrega de una serie sobre clásicos del terror que continuará con su visión del 'Frankenstein' de Mary Shelley.

Ha llegado un nuevo Drácula y con él los pálidos y suaves cuellos de las muchachas, totalmente muerdeibols, los chicles de ajo como repelente definitivo y un ex presidente del Gobierno todo cejas y bigote que le roba impunemente el plano a Bela Lugosi en la famosa escena de las escaleras en el castillo del conde del horror. Son las licencias -sólo tres de ellas- que se permite Antonio Fraguas, Forges, en un cómic que firma a medias con un auténtico clásico de las viñetas españolas, Alfonso Azpiri.

Drácula, la obra que acaban de publicar, y que presentaron el jueves en Sevilla, es la primera entrega de una serie ideada por ambos, Horreibols and terrifics books, en la que ofrecerán su visión de clásicos universales de la literatura y el cine de terror. Frankenstein de Mary Shelley será el siguiente, y los relatos de Poe y Lovecraft, junto con La momia, la película protagonizada por Christopher Lee, se irán uniendo con el paso del tiempo a versiones mucho más libres de otras obras célebres, como ese Fantasma del Congreso de los Diputados al que sobre todo Azpiri le da ya vueltas en la cabeza, o la inmersión en las leyendas del folclore español que a los dos les ronda, ya que son amantes de esa faceta brumosa y telúrica de la cultura popular por la que desfilan lo mismo un coro de brujas que el Bute.

La idea de la serie surgió "de casualidad", explica Azpiri, "locamente". Los dos, él y Forges, se conocen desde hace casi 40 años, de hecho llegaron a colaborar hace décadas en antiguas publicaciones, pero nunca habían creado mano a mano. Hace aproximadamente un año, Azpiri pensó en pedirle al humorista gráfico que le escribiera un prólogo para un proyecto, y el prólogo creció hasta convertirse en este Drácula publicado por Ediciones B.

"Yo en realidad no hago nada. Sólo me dedico a hacer los chistes", dice Forges, nacido en Madrid en 1946, sólo un año antes que su amigo, paisano y ahora también compañero de aventura editorial. "Tengo una envidia total de cómo dibuja Alfonso. Eso de que tenemos estilos muy distintos... no, no, no. Yo me lo planteo de otra forma, yo lo que me pregunto es cómo es posible que un tío que no sabe dibujar, que soy yo, pueda tener el morro de meterse en una obra de arte como es una página de Azpiri. Ha pasado porque él ha querido; yo no me hubiera atrevido a pedírselo".

"El trabajo ha sido muy fácil", explica por su parte Azpiri, dibujante de cómics de diversos géneros, desde la ciencia ficción al erotismo, pasando por las series infantiles y juveniles, e ilustrador de literalmente centenares de carátulas de videojuegos en los años 80. "Primero hemos contado la historia en plan serio -retoma-. Ésa fue mi labor. Luego añadimos los dráculas, eso ya lo hace Antonio. Y por último, con el ordenador, calamos los dibujos de los dos. Yo creo que el contraste entre la historia y las aportaciones de Forges, su manera de contar las cosas, es lo hace que el libro sea una obra popular, para todo tipo de públicos".

El guión, escrito por Azpiri, respeta "escrupulosamente" el desarrollo de la historia concebida por Bram Stoker, explica Forges, responsable de los momentos más delirantes del cómic. "El propio personaje, Drácula, se ríe cuando el tono, por necesidades del guión, como se dice, se pone cursi o grandilocuente. Digamos que el monstruo le vacila a su propia historia", explica el humorista gráfico, cuyos chistes sobre marujas y señores pusilánimes y absorbidos por el sofá, la televisión y el fútbol, sobre políticos asustados o perezosos y banqueros con puro que dicen la verdad (o algo muy parecido) desde el absurdo, constituyen un termómetro diario de las pequeñas y a veces enormes miserias con las que cualquier habitante de este país debe lidiar todos los días.

A estas alturas, ha quedado suficuentemente claro que el monstruo que más asusta es el hombre. "Está claro. El fenómeno del empalador chupador de sangre y el del monstruo hecho de recortes no son cosas nuevas, ¿verdad? Queremos meter cosas de palpitante actualidad en la serie -explica, poniendo un irónico acento en palpitante-. Yo qué sé... Zombis, por ejemplo. Ahora los zombis viven en las agencias de calificación de riesgos. Trabajan en Moody's, están en Fitch, y no se alimentan de las asaúras, sino de los ahorros de los humanos, de sus puestos de trabajo, de la desgracia de los parados", dice el coautor de un libro en el que se puede leer una alabanza ficticia del FMI: "Es increíble: da más miedo que un comunicado nuestro".

"Los monstruos no son más que la continuación de la maldad humana, y la continuación de la maldad de la naturaleza. Que manda narices la naturaleza: se pasa toda la vida, desde que nos ponemos verticales, intentando ponernos horizontales otra vez", dice Forges, que acaba con una cita de Maupassant a propósito de la salud que arranca unas risas a Azpiri: "Es un estado precario del ser humano que no presagia nada bueno".

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