Lo mejor de las Fallas corrió a cargo de Enrique Ponce, aunque tardó en reconocerlo un insensible y aleatorio palco obviándole en su primera comparecencia una salida a hombros que antes y después tuvieron otros con menos merecimientos, y que finalmente lograría el valenciano en la siguiente tarde. Al cabo de 18 años de alternativa fue su salida a hombros número 34 en su Valencia.

Portazo también para Cayetano Rivera por una faena clásica, bonita y con desgarro a un buen toro de Niño de la Capea. Cuatro más en el grupo de los de una oreja por coleta: Pepín Liria, premiado en un buen toro de Montalvo en reconocimiento a su trayectoria en temporada de adiós; César Jiménez, por estética y entrega con el único de Las Ramblas que embistió; Vicente Barrera se llevó sólo un trofeo donde había dos, al sacrificar profundidad por elegancia; y en la misma corrida que el anterior, con las muy apañaditas reses de Núñez del Cuvillo, cumplió José Tomás.

En la aceptable corrida de Barral, Uceda Leal firmó los mejores naturales de la feria y Serafín Marín toreó a placer al mejor toro de la tarde. Por las espadas ambos se fueron de vacío, como Miguel Abellán. En igual situación, Paco Ramos dijo mucho con los guardiolas. A mitad de camino se quedaron el alternativado Oscar Sanz, El Cid, Perera, Antón Cortés, Tomás Sánchez, Capea, Manzanares y Esteve; y un tramo antes, López Chaves, Javier Rodríguez, Curro Díaz, Bautista, Tejela, Rivera, Talavante y El Califa.

La feria fue larga y en ocasiones aburrida. Habría que replantearla, con menos festejos y mejores combinaciones de toreros y sobre todo de toros.