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Cultura

Esplendor de Versalles

  • Un álbum de veinte CD a precio muy especial documenta la evolución de la música francesa de los siglos XVII y XVIII

Pese a que desde los centros de documentación musical españoles, tanto el nacional como los regionales, se han hecho en las últimas décadas notables esfuerzos por fomentar la recuperación e interpretación del repertorio antiguo, en nuestro país no hay aún nada parecido al Centro de Música Barroca de Versalles, responsable directo de la reactivación que hoy conoce la música barroca francesa en todo el mundo. El CMBV cumplió 20 años en 2007 y lo celebró con una serie especial de conciertos, las Grandes journées, que ahora remata con una imponente edición de un álbum de veinte CD, en que se recogen buena parte de aquellos conciertos de 2007, completados con algunas grabaciones ya publicadas en sellos privados (Erato, Archiv, Glossa, K617, entre ellos, no se trata de compañías menores).

La colección hace un repaso por la música de la Francia de los Luises, desde que en 1623 Luis XIII levantó en Versalles un pequeño pabellón de caza hasta que los revolucionarios acabaron con la monarquía por el sumario y desagradable procedimiento de la decapitación de Luis XVI. Entre medias, está la construcción y engrandecimiento del palacio por mandato de Luis XIV entre 1661 y 1680 y su ostentosa pompa y esplendor en tiempos de Luis XV, antes de la caída final.

Dos discos se dedican al período de Luis XIII y seis a cada uno de los otros luises. El criterio de selección musical es bastante laxo, por lo que no debe sorprender la presencia de música de Marc Antoine Charpentier, marginado siempre de la corte, o del mismo Mozart, que visitó dos veces París. En mi opinión esto no es ni mucho menos un defecto, ya que se trata de documentar y contextualizar el sonido de toda una época, y a fe que la colección lo consigue, combinando obras muy conocidas (fragmentos operísticos de Lully o Rameau, Conciertos reales y Lecciones de Tinieblas de Couperin, motetes de Dumont, Desmarest o Campra, obras organísticas de Balbastre, Corrette o Daquin) con rescates de altísimo interés (como Zélindor, ballet en un acto de Rebel/Francoeur o el divertimento Égine de Blamont nunca antes grabados y, sobre todo, con un importantísimo repertorio de piezas de finales del XVIII, de los italianos Sacchini y Piccinni a la de músicos locales como Gossec, Lesuer, Grétry, Jadin, Devienne o Rigel, apenas programadas).

El elenco de intérpretes es obviamente muy variado y no todo está al mismo nivel, pero dominan con mucho los más grandes del barroco francés y las versiones de máxima solvencia. Bastará citar algunos de sus nombres: Monique Zanetti, Véronique Gens, Patricia Petibon, Sophie Daneman, Stéphanie d'Oustrac, Jean-Paul Fouchécourt, Bernarda Fink, Roberta Invernizzi, Laurent Naouri, Isabelle Poulenard, entre las voces; Blandine Rannou, Andreas Staier, Alice Pierot, Patrick Cohen-Akenine, Olivier Latry, entre los instrumentistas; William Christie, Gérard Lesne, Hervé Niquet, Marc Minkowski, Laurence Équilbey, Olivier Schneebeli, Marek Stryncl, Philippe Pierlot, Christophe Coin, Christophe Rousset, Frédérick Haas, Antonio Florio, Guy van Waas, Jean- Claude Malgoire, Jérôme Correas, entre los directores. A su lado, algunos conjuntos nuevos, como Le Cercle de l'Harmonie, Les Nouveaux Caractères o el Cuarteto Cambini. En Diverdi, distribuidora de este producto en España, el álbum se vende a 71 euros. Una ganga.

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