ALÍ ARANGO & DOMENICO MOTTOLA | CRÍTICA

Guitarras para los salones

Domenico Mottola y Alí Arango.

Domenico Mottola y Alí Arango. / D.S.

Dos de las últimas producciones de Contrates Records, el activísimo sello dedicado a la guitarra que dirige Francisco Bernier, responsable a su vez de este imprescindible festival, constituyeron los programas de los dos conciertos de esta velada.

En la primera parte se presentó Domenico Mottola, ganador del primer premio del concurso Francisco Tárrega 2019 y, evidentemente, no pudo faltar la música del genial castellonense. Aquí fue la ocasión para escuchar el Capricho árabe en una versión con un rubato aplicado en su punto justo, sonido cascabeleante y un fraseo lleno de encanto sin caer en lo cursi. Con esta pieza subió muchos enteros la interpretación de Mottola, porque antes, con la Introducción y rondó nº 2 de Aguado hubo ataques fallidos y sonidos no del todo limpios. No importó, porque el resto del programa fue un dechado de brillantez y de virtuosismo, sobre todo en unas Variaciones sobre un tema de Sor (en realidad sobre las Folías de España) de Llobet que fueron una exhibición de agilidad y precisión en ambas manos, con amplio despliegue de colores.

El cubano Alí Arango plantea en su disco y aquí en medida más reducida el sueño distópico de un encuentro entre Chopin, Tárrega y Barrios Mangoré en La Habana. Interesante resultó explorar las afinidades estéticas entre los dos compositores de guitarra y su común genealogía chopiniana, mucho más clara en el caso del paraguayo. Arango se revistió de la melancolía y de la cadenciosidad de las danzas de salón, combinando virtuosismmo y sensibilidad. Cabe destacar la precisión y nitidez de los trinos en la mano izquierda en el Nocturno nº 2 de Chopin, la emotividad contenida y apolínea de de El último Trémolo de Barrios y el tempo vivaz de los valses del mismo compositor.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios