CRÍTICA 'UNOS DÍAS PARA RECORDAR'

Inteligencia y amabilidad

Unos días para recordar. Comedia, Francia, 2014, 81 min. Dirección: Jean Becker. Guión: Jean Becker, Jean-Loup Dabadie, Marie-Sabine Roger. Fotografía: Jean-Claude Larrieu. Música: Nathaniel Méchaly. Intérpretes: Gérard Lanvin, Fred Testot, Jean-Pierre Darroussin, Swann Arlaud.

Jean Becker tuvo una formación de la que pocos pueden presumir. Hijo del gran Jacques Becker, se inició en el oficio como su ayudante de dirección en las magistrales Touchez pas au grisbi, Los amantes de Montparnasse y La fuga. Tras una carrera mediocre se afirmó en los 80 y los 90 como una personalidad del cine negro francés con Verano asesino, Elisa, La fortuna de vivir y Un crimen en el paraíso. Fue una falsa impresión porque después se dedicó a esa gallina de los huevos de oro del cine francés que es la comedia, ya sea en su versión cotidiana y naturalista (la estupenda Conversaciones con mi jardinero) o en la tradición del teatro de boulevard.

A esta última pertenece Unos días para recordar, basada en un guión original que parece una obra de teatro por lo concentrado de su acción, los brillantes diálogos y la importancia fundamental de unas actuaciones en las que excelentes actores interpretan a personajes deliciosamente estereotipados. Un suceso misterioso -cae al Sena en pijama olvidando qué pasó- encierra en una habitación de hospital a ese personaje hosco y egoísta que toda comedia necesita. Allí -como toda comedia debe proponer- se irá dando cuenta de que la vida no es tan áspera ni los demás tan malos como él creía.

A Isaac Bashevis Singer el extravío de la llave del piso de una anciana desconfiada y egoísta le sirvió para contar lo mismo en uno de sus más hermosos cuentos, La llave. A Becker el accidente y la hospitalización le sirven para hacer una amable piececita que destaca sobre todo por las interpretaciones de los grandes Gerard Lanvin y Jean-Pierre Darroussin encabezando un reparto de magníficos secundarios dirigidos con maestría. Hay que agradecer al realizador que una inteligencia y amabilidad: un matrimonio cada vez más raro de verse en las pantallas.

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