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Cultura

Intensidad y simpatía gaditana

Baile: Juan José Jaén 'El Junco', Susana Casas, Loli Flores. Cante: David Sánchez 'El Galli', José Anillo, Chabuquita. Guitarra: Rafael Rodríguez, Miguel Iglesias. Persución: Roberto Jaén. Lugar: Teatro Central. Fecha: Martes, 1 de abril. Aforo: Casi lleno.

Es un espectáculo amable, sencillo, hecho por gente sencilla y amable. Se trata de dos artistas complementarios: lo que en Susana Casas es intensidad en El Junco es simpatía. Lo que en éste es elegancia en aquella es calor. Ambos se sienten cómodos en la escena, su lugar natural, cada uno a su forma.

El Junco da lo mejor de sí en los estilos festeros, como demostró en la última parte del recital. Por farruca emuló a Gades en precisión y sobriedad y en la soleá se fue calentando conforme creció el ritmo. Por supuesto que estamos ante un artista muy completo, variado en el aspecto técnico y con un amplio dominio de la escena. Pero la cercanía, la complicidad, viene siempre de la mano de la fiesta. En las alegrías estuvo relajado, feliz. Igual que en las bulerías, acabando la noche cantándole a su hermano Robert.

Casas, por su parte, derrochó intención en todas sus participaciones. Intensa en la seguiriya y la nana y sensual en los tangos, en los que, sin olvidarse del origen negro del género, dio rienda suelta a sus poderosas caderas.

Loli Flores dio un recital del toque de palillos en la seguiriya: sobria, seca, esencial. Es otra forma de mover la bata de cola y las manos. Otra Escuela Sevillana. Pura tensión y clasicismo. Cómplice con un Rafael Rodríguez que tiene la virtud enorme de adaptar su toque a la personalidad del bailaor de turno sin dejar de sonar siempre a él mismo. Y Miguel Iglesias, toneladas de oficio que, sin embargo, jamás suenan rutinarias.

El Galli y Anillo demostraron su gran sentido del cante para el baile, aunque vinieron con la voz justa.

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