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JOVEN ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA- CRÍTICA

Cuartas paralelas

James Conlon.

James Conlon. / D.S.

Más de cuarenta años separan las cuartas de Schumann y de Brahms, pero existe un hilo expresivo y una filiación estética que las une, pues Brahms, antes de componer la suya, realizó un estudio detallado de la primera versión y de las revisiones de la de Schumann.

Conlon mostró ser un maestro muy atento a todas las inflexiones y acentuaciones de cada frase y ello quedó patente ya en los primeros compases de la sinfonía de Schumann, cuyas primeras frases fueron modeladas con enorme detalle en las indicaciones dinámicas, abriendo y cerrando el sonido con minuciosidad y creando así una sensación ondulante. Una vez iniciado el Lebhaft la acentuación se tornó más incisiva, especialmente en un primer motivo rítmico que Conlon se ocupó de que se mantuviese presente a todo lo largo del movimiento, incluso cuando se le superpone el segundo. Alcanzó así un perfecto equilibrio entre ritmo y melodía que fue secundado con precisión y gran empaste por la orquesta. Especialmente bello fue el sonido de la cuerda grave al emerger el tema lírico. Con una gran técnica de batuta, el director insufló en la orquesta una sobresaliente claridad que permitía reconocer todas las voces intermedias. Marcó claramente el contraste del trío dentro del Scherzo y reguló con precisión milimétrica en un espléndido crescendo los trémolos de transición hacia el tiempo final.

Aunque en la sinfonía de Brahms se pudo apreciar algo menos de coherencia interna en materia de articulación y de agógica, fue no obstante una muy notable versión en la que la Jonde mostró un altísimo nivel de sonido y de flexibilidad en la respuesta a la batuta. Conlon optó por una versión de expresividad contenida en el Allegro non troppo, con enorme fluidez en la sucesión de los temas y, aquí sí, un final de gran intensidad. Muy pausado el Andante moderato para enlazar de manera fulgurante con el tercer tiempo, culminando con una passacaglia en la que se interesó especialmente por hacer emerger con claridad el ostinato originario.

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