TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Crítica de Música

Mejor el original, siempre

Tras su salida de la OJA y tras la (esperamos que monetánea) desaparición de la Orquesta Bética de Cámara, despreciada por las instituciones y desplazada de la Sala Turina por la ROSS, Michael Thomas se ha visto obligado a rescindir su presencia en Sevilla, con lo que la ciudad ha perdido un muy importante activo cultural al que, por otra parte, nunca supo sacarle el rendimiento que podría haber ofrecido. Y si no, lean lo que desde hace unos años viene haciendo en Almería, donde ha puesto en marcha una orquesta que, además, ha sabido extenderse a una agrupación juvenil y otra infantil, con espléndidos resultados pedagógicos, artísticos y sociales.

Por todo ello, verlo dirigir a la sección de cuerdas de la Sinfónica era suficiente aliciente para asistir a este concierto, un concierto que a priori y para el conocedor de los cuartetos de Beethoven, no hacía sino sembrar dudas e incertidumbres. Sombras que se confirmaron tras la escucha. No es que el grupo no sonase apropiadamente (salvo en momentos de escaso empaste en el Molto adagio del op. 59 y en el Allegretto del op. 135), sino que las orquestaciones no sólo no aportan nada, sino que empeoran los originales. Es demasiado sonido para la materia prima musical pensada para la intimidad del cuarteto. La articulación a menudo áspera pedida por Beethoven se suaviza al ser abordada por veintitrés intérpretes; se pierde la tensión interna de estas obras (sobre todo el op. 135) liminares, fuera casi del tiempo. Y los temas parecen arrastrarse, ralentizados por la masa sonora.

Con todo, Thomas reguló con gran sensibilidad y procuró aclarar las texturas.

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