La Berlinale recorrió ayer varias páginas sombrías de la Historia con dos películas fuera de competición, una sobre la rivalidad de dos hermanas para seducir al rey de Inglaterra Enrique VIII y la otra sobre la masacre de Katyn, en la Polonia de 1940.

Dos hermanas para un rey, de Justin Chadwick, cuenta la historia de Mary y Anne Boley (Scarlett Johansson y Natalie Portman), quienes compiten por el monarca inglés (Eric Bana), a principios del siglo XVI. Mary y Anne, que pasan de estar muy unidas a protagonizar un duelo encarnizado, dan a luz casi al mismo tiempo a un descendiente del rey, pero es a Anne a quien escogerá el soberano, antes de hacerla decapitar bajo la acusación de incesto.

Recurriendo a la finura para el diálogo y a la suntuosidad para la imagen, este gran espectáculo de Hollywood traslada a la pantalla las angustias de dos jóvenes mujeres, los entresijos de la nobleza a la que pertenecen, su atracción por un monarca seductor y, sobre todo, la presión de su familia, convencida de que la lucha por el poder debe ir por delante de los sentimientos.

Presentada igualmente ayer, Katyn, del polaco Andrzej Wajda, que aborda la masacre de 22.500 oficiales polacos a manos de los soviéticos en 1940, fue aplaudida por la prensa. "Katyn es una elegía, un filme sobre el duelo y el sufrimiento individual" de las esposas que esperaron en vano el regreso de los oficiales, pero no es una obra "política", afirmó el director.

Por otro lado, la Berlinale llegó al final de la competición, con la proyección de la última de las 21 películas en liza para el Oso de Oro: Ballast, que le valió al estadounidense Lance Hammer el premio al mejor director en el festival de cine independiente de Sundance. Además, Lake Tahoe, del mexicano Fernando Eimbcke, ganó ayer el premio de la crítica internacional Fipresci. El premio de la crítica precede a los oficiales del jurado del festival, que se darán a conocer hoy.