Cultura

Nuria Espert y la virtud de ser otros

  • La actriz interpreta todos los personajes de 'La violación de Lucrecia', adaptación al teatro de un poema de juventud de Shakespeare · La obra se representa desde hoy hasta el domingo en el Lope de Vega.

El productor Juanjo Seoane estaba preparando un nuevo montaje de La loba, de Lillian Hellman, protagonizado por Nuria Espert, cuando la actriz propuso cambiar los planes. "Me preguntó si podíamos aparcar el proyecto, que había vuelto a leer un poema maravilloso de Shakespeare y sentía que era algo tan importante que lo tenía que hacer ahora", cuenta este hombre de teatro que ya ha superado el centenar de producciones en su currículum. "No lo pensé ni un minuto. Por ella, y por Shakespeare, me tiré a la piscina", resume Seoane.

El poema en cuestión es La violación de Lucrecia, un texto de juventud del autor inglés cuya adaptación a escena llega hoy al Lope de Vega, donde se representa hasta el domingo, tras recorrer con éxito la geografía española. El montaje permite a Espert la proeza de desdoblarse en todos los personajes de la trama. "Es maravilloso. La ves como la violada y te la crees, cuando es el violador asusta. Es sobrecogedor verla", opina Seoane. La barcelonesa acude a la magia del teatro para exponer qué recursos utiliza en su transformación. "Es una respiración, no me pregunte cómo se hace. Tampoco se puede explicar un cuadro, igual le ocurre a este espectáculo especialísimo", dice la intérprete, que asegura que esta adaptación de La violación de Lucrecia "no es un ejercicio de ventrílocuo. Cada uno de los personajes ha sido tratado como el único de la obra, como un ser humano que está viviendo un momento de sus vidas". Quizás por ello la experiencia cautiva al auditorio. "La obra produce una comunicación mayor con el público, en comparación con otras obras que he hecho. Los espectadores mandan un silencio tan atento al principio; después tan conmovido o tan horrorizado. Y la narradora va siendo abducida por esa tragedia enorme, por las cosas que pasan. Es un texto modélico, y la representación es de una simplicidad y una hermosura perfectas", comenta la veterana.

Esa madurez interpretativa que destacan las críticas parece darse también en la vida privada, en la serenidad con la que Espert contempla ahora el mundo. "En pocas etapas he sido tan feliz como actriz. Tuve durante 26 años una compañía con mi marido: fue un tiempo de satisfacciones, claro, porque si no no habríamos seguido, pero también de muchas inquietudes. Ahora han desaparecido los temores, los disgustos de la profesión; lo que queda es el placer de hacer cosas interesantes". Los episodios del pasado le enseñaron que no quiere dirigir más. "Esa faceta está aparcada definitivamente", asegura. "Fue una etapa exitosa, pero dirigiendo me pongo tensa, no soy feliz".

Espert ha vuelto a ponerse en manos de un director joven, Miguel del Arco, celebrado como uno de los nombres más estimulantes de la escena española después de La función por hacer, en la que reinventaba con audacia a Pirandello. En el primer encuentro que tuvieron Del Arco y su protagonista, él dijo de La violación de Lucrecia que era "genial, trepidante, como un guión de Tarantino", y ella pensó: Éste es mi hombre. El madrileño no ha decepcionado las expectativas que depositaron en él: Espert augura que "dentro de cinco años será el primer director de este país, como lo han sido otros con los que he trabajado, como Lluís Pasqual y Mario Gas". La actriz también muestra su entusiasmo con la tradución del poema, realizada por José Luis Rivas Vélez. "Shakespeare es traducido a todos los idiomas, y emociona en todas las partes del mundo, pero como le ocurre a otros poetas, como a Lorca, pierde mucho en la traducción. Esta vez no pasa, sé que estamos cerquísima del original", expresa.

Con La violación de Lucrecia, Espert regresa al Lope, un escenario que frecuenta "desde que hice Gigí con 24 años" y al que, según anunció ayer, regresará la próxima temporada con La loba, ese montaje que Seoane y Espert aplazaron. Espert conoce bien el cine el trabajo que hizo Bette Davis con el mismo papel -"era una de las interpretaciones favoritas de Terenci Moix, y en cuanto te despistabas te ponía la película", recuerda divertida-, pero no teme las comparaciones, porque "los grandes personajes tienen siempre muchas facetas, y ningún actor por grande que sea puede abarcarlas todas. Cuando te enfrentas a algo así, has de encontrar lo que no se ha dicho hasta entonces".

La violación de Lucrecia. Desde hoy hasta el domingo, en el Lope de Vega. Todos los días a las 20:30, excepto el domingo, a las 19:30. De 4 a 21 euros.

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