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Cultura

La OBS al servicio de la melodía

  • La Orquesta Barroca de Sevilla vuelve este lunes en el Lope de Vega al género operístico con 'La serva padrona', una breve comedia de Pergolesi de extraordinario impacto en el siglo XVIII

Uberto, viejo solterón acomodado, está cansado de las libertades que se toma con él Serpina, criada de armas tomar, y decide buscar esposa para librarse de las ínfulas de señora de su sirvienta. Pero ayudada por el criado Vespone, la doncella trama un engaño que le permitirá casarse con su patrón y, por consiguiente, convertirse en patrona legítima de la casa. El argumento, cómico, bufonesco, intrascendente, no parece muy adecuado para una revolución, y sin embargo la presentación de este intermezzo de Giovanni Battista Pergolesi (1710-1736) en el París de 1752 provocó un auténtico terremoto intelectual.

La serva padrona había pasado ya por la Comédie Française en 1746 sin que llamara mayormente la atención, pero fue el hecho de que ahora se representara en la Académie Royal de Musique, el noble templo de la tragedia lírica francesa, lo que agitó a antiguos enemigos enfrentados, los defensores aguerridos de los principales estilos nacionales de la Europa del tiempo. En el fondo, descansaba la vieja polémica de si la música debía anclarse en los principios de la melodía, como defendían Rousseau y la mayoría de los filósofos ilustrados, lo que decantaría la balanza del lado italiano, o si era la armonía la auténtica sustancia que soportaba el arte de los sonidos, como pensaba Rameau, lo que suponía afianzar los principios de la tradición francesa.

Esta disputa doctrinal, conocida en la historia como la querelle des bouffons, se alargó más de dos años y provocaría cambios decisivos en la concepción del arte lírico, especialmente del lado francés. Pero aparte de suscitar una de las grandes diatribas artísticas del siglo XVIII, La serva padrona se convirtió desde su estreno en el Teatro San Bartolomeo de Nápoles el 5 de septiembre de 1733 en uno de los modelos de lo que sería la opera buffa, un género que poco a poco fue desplazando del interés de los aficionados a los títulos de opera seria, aquellos a los que empezó sirviendo como intermedios. La comedia de Pergolesi, que contó con libreto de Gennaro Antonio Federico, se representó por primera vez como intermezzo de una gran opera seria del mismo compositor, Il prigionero superbo, título hoy por completo olvidado.

Tras una breve sinfonía introductoria en los tres movimientos característicos de lo que luego sería conocido como obertura italiana, La serva padrona se divide en dos partes, que a su vez se estructuran en recitativos, arias y dúos (uno como número final de cada parte) que alternan y comparten los dos únicos personajes cantados de la obra, el de Serpina, voz de soprano, y el de Uberto, bajo bufo. Vespone es un actor mudo, sin una sola línea de diálogo. El acompañamiento se encomienda a una orquesta de cuerdas con dos partes de violín, una de viola y bajo, aunque la mayor parte de los números vocales prescinden de la viola, que a veces toca doblando la línea del bajo. La música fluye en un estilo melódico, ligero y claro que parece anunciar el mundo del Clasicismo, dejando de lado algunos de los estilemas de la ópera barroca napolitana del momento, como el virtuosismo extremo apoyado en la exuberancia ornamental, hasta el punto de que la escritura vocal se hace casi por completo silábica. Pergolesi mantiene el uso del aria da capo, pero no en exclusividad, ya que ni el aria de presentación de Uberto ni el dúo de la primera parte presentan esta estructura tripartita, tan típica del Barroco.

Con La serva padrona de Pergolesi, la Orquesta Barroca de Sevilla vuelve a la ópera escenificada, esta vez en el Teatro Lope de Vega en una producción que dirigirá el joven Rafael R. Villalobos (Sevilla, 1987), dramaturgo con algunos importantes premios internacionales en su currículo. La OBS interpretó ya la obra en febrero de 2010 en una de sus últimas colaboraciones con la Fundación Cajasol. Por entonces, la batuta estuvo en manos del gran maestro suizo Diego Fasolis y los solistas fueron la soprano búlgara Sonya Yoncheva y el barítono Furio Zanasi. Zanasi repetirá su papel de Uberto, pero en esta ocasión el director musical será Vanni Moretto, un contrabajista que ya dirigió al conjunto en el Proyecto Atalaya de 2014, y el papel de Serpina lo asumirá la soprano sueca María Keohane. Sus corazones ya palpitan.

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