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DERBI Joaquín lo apuesta todo al verde en el derbi

Orquesta Sinfónica Conjunta | Crítica

Pequeño interludio de cámara

El director polaco Jan Milosz Zarzycki

El director polaco Jan Milosz Zarzycki / D. S.

La orquesta de jóvenes de Universidad y Conservatorio se tomó un descanso sinfónico para ofrecer un irregular concierto camerístico dominado principalmente por los vientos. Las Tres elegías de Bryars es una pieza de 1993 para nueve clarinetes (cuatro en si bemol, dos altos, dos bajos y un contrabajo) de un lenguaje que bebe del minimalismo tanto como del reverdecimiento tonal de su época. Se alargó hasta unos 20 insustanciales minutos.

El punto álgido del concierto llegó en cualquier caso enseguida, cuando la joven Aurora Galán hizo una interpretación estupenda de la Bachiana brasileira nº5, que dominó con fraseo elegante, limpieza articulatoria, calidez tímbrica y una proyección admirable. Zarzycki se esforzó por lograr que los ocho violonchelos del acompañamiento ajustaran siempre sus dinámicas al tono de la composición y a la voz de la solista, y, aunque no lo consiguió siempre, dejó una bellísima versión de la obra por la flexibilidad del tempo y los matices texturales.

Espléndida fue también la interpretación de las Bagatelas de Ligeti, ejercicio imprescindible para cualquier quinteto de vientos, que los chicos de la OSC resolvieron con soltura técnica y un contrastado tratamiento expresivo.

La Pequeña sinfonía de Gounod es en realidad un noneto para vientos de claridad formal clásica y edulcorado melodismo en el que destacó especialmente un Scherzo tocado con fraseo refinado y un equilibrio transparente.

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