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Arte

Pasión por el color

Nico Munuera se cuenta entre esos jóvenes autores españoles que cultivan la pintura pese a los recelos que despierta hoy la práctica de este viejo arte. Nacido en Lorca, Murcia, en 1974, posee una amplia ejecutoria, con exposiciones individuales dentro y fuera de España, y obras en colecciones importantes, como las de la Fundación La Caixa, Banco de España o Helga de Alvear. Esta muestra, en la galería Rafael Ortiz, es la primera que celebra en Andalucía.

Nico Munuera es un pintor que habla de pintura en sus cuadros. Sus obras proponen una experiencia sensitiva, más que narrativa, Recurre a la técnica pictórica como lenguaje silencioso para que el espectador se enfrente a este silencio y lo complete con su mirada. Sus cuadros son sobre todo una reflexión sobre el color: algunos de ellos son casi monocromos, un solo color, alterado mediante matices o degradaciones cubre la superficie del cuadro. En otros casos, el lienzo aparece dividido en dos zonas horizontales de colores que rivalizan entre sí. En estos cuadros el color, realzado en ocasiones con brillos metálicos, está también muy matizado. Este trabajo casi analítico con el color contrasta con la apariencia tersa, casi líquida, de los cuadros: el uso de la pintura acrílica evita la pastosidad propia del óleo y cualquier presencia de materia. Por eso, es preciso demorar la mirada en el cuadro, si se quiere apreciar la densidad del trabajo de Munuera, más allá de la primera impresión de brillantez.

El camino emprendido por este autor no es fácil. Su pintura está desprovista, como hemos dicho, de cualquier forma de narración, pero también se aparta de una poética de la materia y de una intención de sublimidad. La exploración que Munuera hace de la pintura se antoja una indagación de sus valores puramente sensibles, físicos. Algo que parecen confirmar sus palabras: "Cuando pinto no hay un mensaje previo en palabras que intento transcribir en color. Me relaciono con la pintura directamente desde la pintura. De su diferente luz, intensidad, tono, transparencia, etc. Si nadie me pregunta sé lo que es; pero si me preguntan y quiero explicarlo, no soy capaz de hacerlo". Estas palabras, sin embargo, indican algo más: un diálogo individual con el color que brota del propio cuerpo. Tal vez no quede tan claro en las límpidas superficies de los cuadros, pero sí en la obra sobre papel (colgada en la entreplanta de la galería), donde se advierte el resuelto gesto del pintor.

Este nivel básico, corporal, desde el que ejercita la pintura hace que la obra de Munuera pueda calificarse como pintura abstracta para sentimientos concretos: una expresión elemental de emociones muy elaboradas. Es el resultado de una poética oculta de la que sólo queda patente la mano experimentada en el difícil léxico del color. Munuera lo maneja con tanta soltura como otros manejan la imagen o la historia.

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