Séptimo arte

El Premio Nacional de Cinematografía salda una “deuda histórica” con Josefina Molina

  • La cordobesa se ha convertido en la primera cineasta en recibir el galardón que otorga el Ministerio de Cultura y que le será entregado en septiembre en el Festival de San Sebastián

Josefina Molina, durante una entrevista en la Filmoteca de Andalucía.

Josefina Molina, durante una entrevista en la Filmoteca de Andalucía. / El día

Josefina Molina, nacida en Córdoba en 1936, ha sido distinguida con el Premio Nacional de Cinematografía 2019, un galardón que, por primera vez, recibe una directora de cine en los casi 40 años que han pasado desde que se concede y que el jurado asume como deber para “subsanar una deuda histórica”.

La cineasta también fue la primera en obtener el título de directora-realizadora en la Escuela Oficial de Cinematografía, en 1969, y una de las primeras en pensar que las mujeres cineastas necesitaban organizarse, como demostró al fundar en 2006 la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA).

Un jurado de expertos la ha reconocido por ser “referente de varias generaciones de cineastas presentes y futuras subsanando una deuda histórica con su carrera. Su mirada libre y sin prejuicio ha sido esencial para comprender la situación de la mujer en los años de la Transición y la consolidación de la democracia”.

En declaraciones realizadas a el Día, Molina expresa que, al conocer su distinción, “lo primero que he sentido es mucha alegría”, y reconoce que este premio honra “a todas las personas que me han acompañado en mi vida laboral, los trabajos no los he hecho yo sola”.

Al tratarse de la primera directora que recibe el Premio Nacional de Cinematografía, afirma que “es un reconocimiento bueno para el colectivo”, ya que apunta que “hemos conseguido muchas cosas” pero aún “estamos pretendiendo tener las mismas oportunidades para nuestros proyectos y los mismos presupuestos”.

En una entrevista con Efe, Molina expresa que pertenece “a una generación que vivió en un panorama político muy singular (una dictadura) y el hecho de que una mujer se dedicara a dirigir cine era una novedad, aunque hubo precedentes en la República y estaba Ana Mariscal. Éramos excepciones, y hasta tuvimos suerte porque como tales, hasta fuimos utilizadas”.

“El régimen –se explica la octogenaria– podía fardar con nosotras de que en España también había directoras. Tuvimos la suerte de que éramos muy pocas, Cecilia Bartolomé, Pilar Miró, Mercé Vilaré en Cataluña y yo, pero seguíamos siendo excepciones, rara avis”.

Josefina Molina recibirá el premio concedido de manos del máximo responsable del Ministerio de Cultura, José Guirao, el próximo mes de septiembre en el marco del Festival de Cine de San Sebastián. El ministro en funciones ha considerado que Molina “fue fundamental para que la voz de las mujeres se manifestara con libertad en el cine español”.

Y ha subrayado en su haber tenga películas como Función de noche (1981), “muy adelantada a su época”, en este caso como ejemplo de autoficción, “que ahora está muy de moda, pero que no se hacía en ese momento”.

Para Guirao, el galardón “no es solo un reconocimiento a toda su trayectoria como pionera en la democracia española, sino también de que la voz de las mujeres haya sido y siga siendo fundamental en el cine”. En ese sentido, el fallo también ensalza su labor como “empeño personal” porque haya “una mayor representación” femenina en la industria cinematográfica.

“Me siento muy orgullosa de pertenecer a un grupo como CIMA porque es lo que marca la diferencia: antes, como digo, éramos casos aislados, pero sobre todo estábamos solas. Es más, se fomentaba nuestro aislamiento y cada una hacia lo que podía por su camino. Ahora hemos sustituido esa soledad por solidaridad”, enfatiza la cineasta.

Ahora, añade, “nos miramos con igualdad; hay muchas mujeres jóvenes haciendo un cine extraordinario y eso me da alegrías continuas”, apunta esta excepcional mujer, también recompensada por abordar “de manera valiente la vanguardia, la autoficción y el clasicismo en su obra”.

Molina reconoce que ha sido una figura importante en el cine durante la transición, pero aclara que “eso no lo he hecho yo sola” y recuerda “a las muchas mujeres de mi generación que se quedaron en el camino porque no tuvieron la suerte o no se les dio la circunstancia y abandonaron, pero tuvo que haber gente con mucho talento”.

Con los 30.000 euros con los que está dotado el premio “algo haré, no se van a quedar ahí”, y reconoce que le cuesta “quedarse tranquilita, me meto en charcos siempre que puedo”.

Las felicitaciones hacia su figura se han sucedido en la redes sociales al conocer que sería la destinataria de este galardón. Entre ellas, destaca el mensaje dedicado por la vicepresidenta del Gobierno en funciones, la también cordobesa Carmen Calvo: “Enhorabuena a Josefina Molina: Una cordobesa que ha roto moldes, que ha abierto el camino a las mujeres en el cine de nuestro país y que ahora es, además, Premio Nacional de Cinematografía. Un enorme abrazo, amiga”. Otras autoridades locales, como el alcalde de Córdoba, José María Bellido, también celebraron la noticia.

Alejada del trabajo tras las cámaras desde hace tiempo, la última ocupación de la cineasta es como docente en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde prepara un curso sobre la banda sonora expresiva, en colaboración con el compositor Pepe Nieto, pero harán otros: “Sobre vestuario, sobre figurinistas... Cosas con las que podamos ser útiles a las nuevas generaciones de cineastas”, destaca desde un absoluto compromiso.

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