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ROSS. Las Noches del Lope 2 | Crítica

Retrato del genio juvenil

Álvaro Canales con la ROSS y Soustrot en el Teatro Lope de Vega.

Álvaro Canales con la ROSS y Soustrot en el Teatro Lope de Vega. / Guillermo Mendo

18 y 19 años tenían respectivamente Mozart y Schubert cuando escribieron las obras de este segundo programa del curso que la ROSS llevaba al Lope de Vega. Y sin embargo, ambos tenían ya detrás una trayectoria imponente, que estas dos creaciones puramente clásicas no hacen sino confirmar. Música de divertimento, inspirada y construida de manera magistral.

Para tocar el Concierto para fagot de Mozart se contó con un joven alicantino, Álvaro Canales, que mostró un sonido relajado, homogéneo y con un legato notabilísimo. Soustrot le proporcionó un acompañamiento de absoluta claridad, con los vientos (dos oboes, dos trompas) acaso en demasiado segundo plano, pero con un control sobre las dinámicas extraordinario. Fue un Mozart que huyó de todos modos de acentuaciones y articulaciones muy marcadas, un Mozart de pleno espíritu rococó, no especialmente audaz ni transgresor.

La visión de la 5ª Sinfonía schubertiana, tan vinculada a Mozart, se movió por parámetros parecidos. Ya sin el solista, Soustrot elevó el sonido de la madera (más nutrida: la obra tampoco tiene clarinetes, como el concierto de Mozart, pero añade una flauta y dos fagotes) y el equilibrio de la orquesta cambió sutilmente. Partiendo de tiempos bastante ágiles, el maestro francés privilegió, por encima de todo, la claridad. Todo resultó transparente y limpio, sin estridencias. He escuchado el minueto de esta obra tocado con más gracia juvenil y acentos más impetuosos, pero el fraseo de la cuerda, con el estupendo Branislav Sisel ejerciendo de concertino, resultó siempre de impecable tersura. Uno de esos conciertos que cuadra tan bien con el tópico de "la música clásica que relaja".

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